Carta a Santa Claus desde la blogosfera lectora

Publicado el 25 diciembre 2011 por Ars

Ya sé que estás un poco deprimido por lo mal que algunos están haciendo las cosas y que eso te está dando más trabajo del normal. Los preparativos de las Navidades, este año se han visto un poco empañados por la gran tijera que blanden los que nada tienen que dar. Recortan sin parar y van dejando poco terreno a la utilidad que puede darse a esos ingresos que la mayoría consiguen a fuerza de levantarse temprano, entregar un tercio de la única vida que tienen para vivir y reprimir sus deseos imposibles.

Las primeras en caer son las cosas con una utilidad relativa o inespecífica.

En este apartado, por desgracia, también podemos incluir los libros, ese bien tan innecesario para la mayor parte de la sociedad y que, sin embargo, podría aliviarles de muchas de sus preocupaciones.

La literatura no es un puñado de "sabios" sentados encima de una letra, a la que cuidan, miman y vigilan para que nadie la maltrate o utilice incorrectamente. Eso está bien, a los pequeños hay que cuidarlos. Pero no, literatura no es juntar letras y formar palabras, juntar palabras y construir frases.

Literatura es la vida desperdigada en un montón de renglones (más o menos torcidos), historias de fantasía en las que los caballos vuelan, los maridos de las princesas son hombres de honor y la palabra dada se cumple. También historias de cartas que llegan cuando ya has muerto, de tumbas compartidas, guerras en las que las niñas roban libros, porteras cultas, institutrices pobres, vulgares y huérfanas, caballeros que confunden a orgullosas por sus prejuicios, cobardes quemando libros, hombres que se sacrifican por una falsa fe, mujeres que buscan un lugar para poder escribir...

A pesar de todo esto, si por un casual te apetece regalar libros y, entre todos los que esperan apoyando su lomo en las abarrotadas librerías de las ciudades que visitarás, mirando al cielo y rezando ( que me coja a mí, que me escoja a mí ), no se te ocurre por cual decidirte, unos amigos han querido facilitarte el trabajo y llevarte de la mano hasta el título que esperan encontrar bajo el árbol. Y, como son de talante generoso, han decidido ayudarte, porque saben que a ti solo te gustan los libros que hablan de nieve, frío y noches que duran meses (quizá te pasaste un poco con el masivo Stieglarssismo que repartiste a gogó, no me malinterpretes, es solo un comentario).

Dicen que en la variedad está el gusto ¿no? pues aprovecha su variedad para darte el gusto de ser original.