A LA ATT. DE POSITIVA DIMENSIÓN Mijas Costa, ADL
Málaga (España)
En Mijas Costa, a lunes 9 de diciembre de 2013.
No pretendo analizarte, aunque te encantaría. Te encantaría decirme que no acerté en nada, que sigues siendo esa persona impredecible, inalterable y misteriosa de la que todos hablan.
La incapacidad de aquellos que temían desafiarte te hacían sentir fuerte, impasible. Disfrutaste en todo momento de tu invulnerabilidad. Te alimentaste de la debilidad de tus renegados y adornaste tu vida con vanidad, sin embargo, las consecuencias de tu comportamiento te producía un gran vacío a largo plazo. Nadie era capaz de pulir ese diamante en bruto que permanecía incrustado bajo capas y capas de hormigón. Quisiste impedir tu caída al abismo enfundándote en una armadura, por lo creaste tu propia filosofía hedonista olvidando tu verdadero anhelo, la llegada de ese día en el que derriben el escudo que te protege en todas las batallas. Día tras día te enfrentabas a mentes demasiado simples, predecibles, monótonas, humanas al fin y al cabo, de las cuales no te suponía ningún esfuerzo salir airosa. No cambiabas de estrategia para solventar los conflictos y reías de tus hazañas poco enriquecedoras.
Tú, que tan segura estabas de ti misma ahora comienzas a dudar. Recuerdas porqué te enterraste viva en lo más profundo de aquella roca; huías de los verdaderos retos que te nutrían, los más dolorosos, esos mismos que de forma inconsciente, o no, echas de menos. No eres tan fuerte como piensas, no eres tan diferente como creen; compartes ese estado emocional que todos tenemos, miedo. Miedo a conocer algo más complejo que esos rumiantes a los que estás acostumbrada, miedo a no saber cambiar de táctica y que consigan despojarte de toda esa armadura que llevas incrustada en tus entrañas. Temes perder tu orgullo y valentía, temes volver a ser débil.
Hasta hoy permanecías impune a la espera de una mente que lograra desnudar tus pensamientos, un ser inteligente que rozara suavemente tus más íntimos deseos.
Como una suave brisa que consigue penetrar por las ranuras de tu yelmo llegué yo, inesperada, activadora de tus miedos, dispuesta a desmontar tus sueños, tus barreras, vencerte en tu propio juego. Ahora no sabes defenderte, pero tampoco haces nada por vencerme. Estás perdiendo esta partida, y ebria de confusión dejas entrever tus cartas. Quieres respirar sin tener que tragar espinas envenenadas.
Tú, que anhelas ser libre. Yo, que encontré la llave para liberarte. Tu cuerpo se estremece. Sabes que ha llegado el momento. Te plantas frente al espejo. Te observas. Te analizas. Sueltas un par de lagrimitas de felicidad y gritas: ¡Sí, por fin soy capaz de amarme a mí misma! Sales por la puerta de casa con una gran sonrisa, y por primera vez en tu vida paseas acompañada de la mano de tu autoestima.
Positiva Dimensión