Hace tan solo unos días que te fuiste y tu ausencia no puede ser más notable. Te fuiste de forma inesperada, iniciaste ese viaje sin retorno que es ley de vida; ese viaje que todos iniciaremos algún día. Nos enseñaste tantas cosas a todos... Con nosotros compartiste tu sabiduría, tu amor, tu afición por viajar de un lado a otro, tus ganas de vivir...
Tú que me paseabas por las calles del camping cantándome el "tamborilero" hasta que me vencía el sueño. Esa misma canción que nos cantabas a todos fuera Navidad, verano, Semana Santa, Feria o cualquier otra época del año. De camino al camping siempre la cantabas. Ahora, ¿quién la cantará?
Recuerdo esos días en los que despertaba en tu casa y estabas en la cocina con la abuela haciendo rosquitos. Los mejores rosquitos del mundo.
Nos has llevado a tantos sitios... Sería incapaz de nombrarlos todos. Hay tantos pueblos, playas, barrios, ciudades, etc que nos has enseñado... Siempre que quería ir a algún sitio te preguntaba cómo llegar. Pocas veces no conocías el lugar. Ahora, ¿a quién le voy a preguntar?
Tú que siempre nos llevabas y recogías del cole, que siempre nos cuidaste y nos diste tu amor, tu que nos reñías para que corrigiéramos nuestros errores y aprendiéramos de ellos, tu que nos llevabas a tantos sitios... Ahora, ¿con quién iremos?
Todos dicen que me quede con los momentos buenos que viví contigo, pero ¿sabes qué? No hubo momentos malos, abuelitito. Perdón por no decirte que te quería muy a menudo, pero creo que es algo que siempre supiste más que de sobra. Ahora que escribo esta carta para quemarla junto a la de mis primos para que este mensaje te llegue a donde quiera que estés, me doy cuenta de que tendría que habértelo recordado cada día. Siempre vivirás en mi corazón.
TE QUIERO, nunca lo olvides.