Tendrás que saltar muchas vallas, parar y seguir saltando. La ciudad está llena de carteles, te prohíben fumar, te prohíben entrar si no sos del personal de tal o cual empresa, te prohíben estacionar por los taxis, los bus, los garages particulares, te prohíben caminar por las playas u arroyos pues los particulares los han alambrado, y así todo. Pero no te prohíben regarte de lágrimas de rabia, de impotencia. No te prohíben evitar la miseria, la desesperanza adolescente de ese amigo que creyó en la juventud sesgada, en herir su carne y su alma, de los adultos fanáticos, extremos , que asesinan los valores del alma por lujos estúpidos o creerse que asesinando tienen poder. Tendrás que saltar muchas vallas, parar y seguir saltando, pero te digo amiga, cuando te detengas ponte un cartel gigante de libertad y deslízate entre el aire, rueda entre las hierbas y flores, acúnate en las frondas de los árboles, huele todos los olores, junta tus lágrimas con las de otros jóvenes y también las manos y también los labios y cuando decidan vuelvan a saltar y si quieren griten...griten, pero sigan, sigan. Los guiarán los vientos, las aguas transparentes,las hojas que danzan, la vida de nuestros compañeros de viaje en este planeta azul..azul, las luces del sol que juega con la Tierra, el trinar de los pájaros que anuncian que van o que vienen, la dulzura de los amaneceres, la sabiduría de los libros y la melancolía de los crepúsculos. Sigan...sigan, el tiempo abrirá los caminos y cerrará los abismos. Sigan, algo irán sembrando. Todo es parte de la vida.
CON CARIÑO. ANA MARIA MANCEDA
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