Finalmente, me cambié de casa. Fue difícil para B, que repitió varias veces "no quiero ir aquí" desde que vinimos a explorar el terreno; pero a los dos días ya estaba a gusto. Amo tener nuestro espacio y de todas formas estoy cerca de mi abuela y mis tías. Tardé en acomodar y en hacer que hubiera Internet, pero "ya estamos".
Creo que sentir "nuestro hogar" me hace extrañar al papá de B. Afortunadamente, estoy muy ocupada como para ponerme a imaginar cómo sería si estuviéramos los tres o para lamentar que no sea lo que no es.
Llevo el cabello cortitito como señal de que todo es nuevo. Me han dicho que estoy obsesionada porque he ido a que lo corten unas tres veces en mes y medio (o algo así); pero son cortes simbólicos: había que hacer los necesarios. Ahora ya puede crecer.
Silvia Parque