Casas desarmables para Santiago

Publicado el 31 diciembre 2016 por Cronomelian

La sala de Orestes Cedeño, donde pernocto, amaneció este martes con 7 huéspedes tendidos en colchones. Es la más indicada en un área de cuatro casas que tienen techo de zinc. Posee una sólida cubierta de hormigón y ningún árbol amenaza con aplastarnos. Entre la sala y el comedor se encuentran 4 colchones, tres televisores desconectados, dos balas de gas licuado, varios ventiladores.
Una de las evacuadas, la enfermera Mileidis, duerme sola, sin familiares. Estos decidieron irse a otra parte para no ser una carga demasiado pesada en lo de Orestes. Después de darle vueltas y vueltas a la idea, no le pareció demasiado loco a su hijo desarmar el techo de su casa de paredes de madera y resguardarlo en un lugar seguro. Se apareció la noche del lunes con una cuadrilla de amigos y en menos de dos horas lo lograron. Su vivienda ahora es una caja sin tapa al pie de la Carretera Central.
El techo podría volarse como está comprobado. Y al volarse podría desaparecer o quedar inservible por las cortaduras o los múltiples golpes que le ocasionará el choque contra objetos de todo tipo. Cada teja les costó casi mil pesos. Muchos de los afectados que deje Matthew arrastrarán la deuda financiera que todavía no pagan de Sandy.
La táctica “desarma antes de que te desarmen” es una jugada pragmática aprendida después de los destrozos del Sandy.
Tejas, vigas, puertas entre otros materiales, con precios subvencionados oscilan entre 300 y 700 pesos la pieza, cifras que superan la escala que cubriría el salario promedio de la provincia, menor de 600 pesos mensuales. Así que si los huracanes siguen golpeando a los santiagueros las deudas seguirán acumulándose.
Santiago de Cuba ofrece actualmente un cuadro complicado. Cuando en la provincia comenzó a manifestarse el enjambre de pequeños terremotos de hace meses atrás, se volvió casi una obsesión considerar qué tipología de casa podría ser la ideal para conseguir dormir a pierna suelta.
“No puedes,- decía una señora- comprar una de placa porque si tiembla te cae encima, ni de tejas, porque si viene un huracán te deja sin techo”. Bajo su vista se extendía el barrio de módulos de plástico, hormigón y teja de zinc donado por el gobierno bolivariano de Venezuela hace varios años.
¿La mejor variante era una de esas petrocasas, hechas sobre todo con ciertos estandares de calidad y acabado que no ofrecen las construidas por obreros nacionales en los últimos meses?
La prueba de que uno de estos módulos puede resistir violentas rachas de viento es más accidental que empírica. El testimonio de su resistencia llegó después de Sandy, sus ráfagas que no dejaron títere con cabeza en la ciudad, hicieron poquísimo en las cubiertas de zinc de esa comunidad.
Mas no fueron las únicas, casi a un kilómetro de allí una vecina con casa de madera y techo de zinc sorprendió a todos cuando su casa conservó la cubierta. Ambos casos, podrían ser muestras de experticia y solidez en la construcción pero también de estar sujetos a ciertas ventajas topográficas de elevaciones cercanas o estar situadas en una especie de agujero como es el caso del barrio Petrocasas.
Si se han estudiado normas constructivas para levantar o corregir viviendas en pos de hacerlas seguras y viables para el habitante promedio, estos estudios no se han sistematizado ni aplicado como sí se ha hecho popular el hábito de construir sólidas estructuras sísmicas de columna y alquitrabe en construcciones de techo de cemento.
Los que dormimos hoy en casa de Orestes pudiera ser que en unas horas no tengamos casa y acarrearemos nuevas deudas. Afuera ha comenzado a batir el viento.
El hecho de que dos huracanes intensos azoten la zona en  un lapso tan corto es tan accidental como la carencia de una base tecnológica que lleve al sector popular una respuesta cercana a su solución de vivienda.
Podrían ser casas con llaves, tuercas, engrampes y bisagras que permitrían, como a la familia de la enfermera Mileidis, desarmar, irse a un lugar seguro a esperar que pase el siniestro.
El inconveniente será que a la larga los santiagueros comenzarán a poblar el occidente o el centro con sus casas portables buscando reducir preocupaciones.

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