"casi se repite la historia" (última parte)

Publicado el 18 mayo 2010 por Lunaxx7

                                           Debido a la unión de los pisos, el balcón era el mismo y el recibidor de la entrada también, hizo que nuestra intimidad se resintiera. Tuvimos que poner una store de tela gruesa para que no se vislumbrara el interior de nuestro comedor, lo que enfureció enormemente a mi abuela. 
Cuando mi marido vino a vivir conmigo y la niña, ella me prometió que cuando lleváramos unos 6 o 8 meses juntos, podríamos construir una pared que acabara de separar las que todavía eran zonas "comunes". (balcón y recibidor). Para tener mas intimidad.
No lo cumplió, le cogió manía a mi marido y ahí se acabaron todas sus promesas.
Llegó incluso a cambiar el testamento, pero eso lo explicaré en otro post.
Durante la enfermedad de mi abuela, que fue cuando era más exagerada la falta de privacidad, entraban y salían casi cuando querían, lo que a mi, me ponía de los nervios.   
Cuidaba de ella, con los dos niños y la barriga de mi tercer embarazo,¡estaba agotada y harta de no tener intimidad y que me apareciera familia por el balcón, por el comedor, ufff!
¡Parecía estar viviendo un episodio de Colombo!
La situacion con la niña, era a veces desesperante, nosotros no queríamos dejársela a mis tíos tanto como ellos la solicitaban, así que era una guerra. Oímos frases que preferiríamos no haber oído. Malmetiendo a la niña contra nosotros. Mi hija nos lo explicaba todo. La niña llego a explicarnos cosas que le decían acerca de nosotros muy feas. Entonces, cuando yo pedía explicaciones, ellos, ella, mi tía, lo negaba todo y decía que la niña se lo inventaba. Y la niña, pobre, le decía, ¡pero si tu me lo has dicho antes!.
Unas situaciones muy enrevesadas y retorcidas que no quiero ni para nosotros, ni para mis hijos.
Mi marido ya se dió cuenta en esos cuatro años que vivimos allí de lo que eran y como actuaban.
El día que me puse de parto de mi ultimo hijo, nació a las 17h de la tarde, y al ser el tercero, fue muy fácil y rápido. Circunstancia que aproveché para el día siguiente, a las 13h del mediodía, pedirme el alta voluntaria en el hospital e irme.
¿Para que quedarme? ¿Para que mi tía pudiera echarnos en cara que se quedaba con mis otros dos hijos, como hacia siempre? ¡NO GRACIAS!
Y se que fue investigando y preguntando por el hospital, intentado averiguar si me había pedido yo el alta y porque.
Mi familia son de las típicas familias que hacen las cosas, se supone que para ayudarte, pero que después, esa misma acción, la usan de arma arrojadiza contra ti, te la echan en cara en otro momento y saben muy bien como tirar la piedra y esconder la mano.
¡Y de eso he quedado muy harta, durante toda mi vida!. Por eso a la muerte de mi abuela, entre otras circunstancias que ya explicaré, pusimos tierra de por medio y nos alejamos de esa espiral de no se ni como definirla.
¡No hay dinero que pague la tranquilidad y la libertad emocional, tanto de mi marido, de mis hijos y por supuesto, la mía.