El tonto ríe tontamente solo. Pobre viejo filósofo del hambre, pobre filósofo viejo del hombre: miserable miseria del pipiolo.
Quien ordena su vida al protocolo igual después que antes de la muerte camina consiguiendo el alambre que lo conecta al absurdo chirimbolo.
Olvidar nuestros olvidos, ¿para qué? Tras bebernos el último verso me lo dijiste, pero lo olvidé. Tras la plastilina del primer besopor el placer de pecar, te marchaste
sin mirar atrás, como el comandante.
PD: Anotación tras la lectoescritura. Jamás había escrito un soneto, tampoco puedo decir que esto lo sea, por eso lo he titulado "casi soneto". He jugado con un género literario desconocido para mí en tiempo y espacio. Lo he hecho en homenaje a VERSOS NEGROS (1980) de Alejandro García Anadón, el padre poeta de un amigo.