Revista Diario

¡Castigado! ¿Por qué me siento como una bruja?

Publicado el 21 septiembre 2015 por Elva
¡Castigado! ¿Por qué me siento como una bruja?      Hoy tenía pensado realizar el segundo artículo de la sección iniciada el lunes pasado: Cosas que hacer con los peques en Valencia, sin embargo, si la vida te da sorpresas y nunca sabes qué pasará en el siguiente capítulo de ella, cuando tienes un hijo ya tu vida es imprevisible del todo. Tú puedes hacer todos los planes del mundo y venirse abajo en un pis pas por un sin fin de cosas. ¿Cuántas veces antes de salir de casa no has tenido que dar media vuelta porque se ha vomitado, hecho caquitas a última hora, un llanto que no entiendes...se ha puesto malo de pronto? Eso cuando son bebés pero ¿qué ocurre cuando son más mayorcitos? Por ejemplo, como mi piojo cuando tienen unos 5 años. Al ponerse malos se suma el comportarse como... Sí, lo sé hablamos de un peque de 5 años, que hace trastadas de 5 años pero ¿debemos dejar hacer lo que quieran?
Mi respuesta es clara: NO. 
Me niego que un pequeño de 5 años piense que puede hacer conmigo lo que quiera, que crea poder conseguir lo que le plazca solo por ser un niño. No, ni de broma. Una cosa es ser permisivos con ciertas cosas. Sin ir más lejos, hoy he hecho como si no lo hubiese visto darle un pedacito de su comida al colega canino cuando: uno, está prohibido darle comida en la mesa, y dos le había dicho que acabara todo lo que estaba en el plato. 
Sin embargo, una cosa es hacer pequeñas concesiones y otra bien distinta dejarlo saltarse todas las normas a la torera. ¿Qué harían ustedes si en el mismo día su hijo decidiera: 
  • negarse a comer: ¡Spaguetties, una de sus comidas favoritas!
  • coger pegamento sin permiso, pringando toda la mesa y fastidiándose unos pantalones.
  • desobedecerte en el súper.
  • negarse a cenar?
¿Imaginan todo eso en el mismo día? ¿Imaginan que además el niño sepa que al día siguiente va a ir a su parque favorito donde se van a realizar un montón de actividades para peques? ¿Imaginan que llegado un momento lo amenaces con no ir mientras al mismo tiempo le das una, dos, tres...infinidad de oportunidades para levantar el castigo? ¿Imaginan que siga toreándote hasta el punto de tras estar todo el día sin comer (yo no soy de las madres que si no quiere una cosa le da otra. No, me niego, habiendo comida no se muere de hambre. Problema es no tener qué comer, no dejar de hacerlo por tener los ... cuadrados) tampoco cene? ¿Qué harían ustedes?
¿Cederían? ¿Olvidarían su comportamiento primando su edad o pondrían castigo? Nosotros pusimos castigo, juro haberme sentido como una auténtica bruja por haberlo hecho pero no pienso tolerar ciertos comportamientos. ¿Si hace lo que le da la gana con 5 años que pasará a los 15? Sin olvidar que cuando amenazo o con algo es porque puedo cumplirlo...
No, me niego a que me toreen, igual considerarán que soy una exagerada. Ni siquiera he nacido en una familia donde se castigara, puedo decir que soy de esas personas a las que sus padres nunca castigaron y nunca me dieron una torta. Yo no creo en el castigo físico pero sí creo que los niños necesitan normas. ¿Acaso no se las pongo al colega canino? ¿Acaso el colega canino no necesita tener la figura del macho alfa, la figura del jefe de la manada? Pues, salvando las distancias, los niños también necesitan esa figura. Y los padres somos los jefes de la manada, somos sus padres no sus amigos y, eso seguirá siendo así cuando crezca, por muy bien que te lleves con tu hijo seguirás siendo su padre no su amigo.
 Sí, somos sus padres, para lo bueno y para lo malo. Soy la primera que se revuelca por el suelo jugando a piratas, que veo dibujos, cuento cuentos y se queda sin dormir cuando está enfermo pero también soy la que he de enseñarle valores, a respetar y hacerse respetar, a cumplir normas...en fin a ser persona.
¿Saben lo mejor de todo? Mientras yo me he despertado sintiéndome como la malvada bruja castigadora y estando tentada de decirle a papá piojo que le levantáramos el castigo, él me razonó todo lo que había hecho mal el día anterior; entendiendo que no estábamos contentos con su comportamiento. No, no hemos quedado en casa, hemos ido al parque pero no al que él quería y no ha llorado ni pataleado porque lo ha comprendido. Sé que no hemos ganado la guerra, esto ha sido solo una batalla, pero paso a paso y con una buena dosis de paciencia...uff...todo se consigue.
Besitos avainillados

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