Acabo de escribirle porqué no estoy a favor de los castigos (sean estos físicos o no).
Reconozco que alguna vez he "amenazado" con aplicar algún castigo, pero la realidad es que Joaqui (y menos Emma, que recién tiene un año) nunca fue puesto en "penitencia" y se porta igual de bien que cualquier otro niño de su edad, no nos toma el pelo, ni intenta medirnos hasta donde puede llegar.
Sí lo hemos "retado", sobre todo cuando esos retos son de algo que ya nos ha sacado de las casillas, y ha sido una reacción del momento, pero luego intentamos hablar con él sobre su comportamiento, porque nos ha molestado y porqué hemos reaccionado de X manera.
También ha tenido que hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, que no es lo mismo que castigar. Por ejemplo, en una epoca, cada dos por tres pedía que le compremos un autito. Pero no los cuidaba, los dejaba tirados y los pisabamos al no verlos, o se los olvidaba en cualquier lado. Llego un punto en que no podíamos seguir comprando autitos a cada rato. Así que le dijimos que debía empezar a cuidar sus juguetes, y que no podíamos darnos el lujo de comprarle más juguetes hasta que porque sí hasta que no aprendiera a cuidar los que ya tenía.
No puedo decir que lo logramos en un 100%, al fin y al cabo es un niño, ni que lo hemos cumplido en un 100% porque si bien respetamos esta consigna a rajatabla durante unos meses, de a poco nos fuimos flexibilizando y ahora cada tanto le compramos alguna pavadita "porque sí".
Les dejo aquí dos artículos, uno extraído de Criar con el Corazón, y el otro de Lacmat, de porqué NO sirve aplicar castigos a nuestros hijos.
POR QUE NO A LOS CASTIGOS
1- Porque los castigos enseñan que la conciencia es algo externo, impuesta. Y las razones para hacer el bien deben estar dentro de uno mismo. Así, minusvaloramos la capacidad de los niños de saber cumplir las normas y les hacemos perder la confianza en sí mismos.
2- Porque enseñan que se deben cumplir las normas para no recibir el castigo y no porque haya una razón en la propia norma. Por tanto, cuando desaparezca el castigo, desaparecerá el cumplimiento de la norma.
3- Porque es muy difícil ser justo con los castigos, porque no son iguales las situaciones. Además, siempre hay un margen de error, el acto es evaluado y enjuiciado desde fuera y las más de las veces falta información. Por otra parte, los castigos pueden ser injustos porque inciden en el resultado de una acción y no en la causa que ha llevado a esa acción.
4- Porque es muy difícil establecer límites en los castigos: a mayor delito, mayor castigo... ¿hasta dónde? Si siguen sin cumplir las normas, ¿qué vamos a hacer, matarlos?
5- Porque, una vez cumplido el castigo, la contricción desaparece. Ya no nos sentimos mal por haber errado, porque hemos pagado. Esto apaga la propia conciencia.
6- Porque se imponen, nacen del poder, de la fuerza y resultan humillantes y alienantes. Además de enseñar la ley del más fuerte, no deja de ser un ejercicio de violencia y la violencia genera violencia. Como un grito, como un tortazo, un castigo es la prueba obvia de q el q lo impone se quedó sin argumentos, se siente desarmado y es solo por la fuerza q se considera con capacidad para imponer su criterio. Es el momento justo, en q como madre o padre, dejarás claro a tu hijo q nunca debió tenerte tanta confianza:
a. no eres alguien a quien confiarle tus errores, puede haber represalias
b. no eres alguien con plena capacidad para dar respuestas y, cuando te quedas sin ellas, eres capaz de reaccionar violentamente
7- Porque generan rabia y ganas de venganza en el niño. Se bloquea con esos sentimientos y le impiden aprender que lo que ha hecho no ha estado bien. Siempre se ven los castigos como algo injusto o desproporcionado y eso da más motivos para seguir insistiendo intentando que no te pillen (a menos que el castigo sea tan duro que no lo haga por miedo y una relación basada en el miedo es funesta).
8- Porque el castigo implica culpa, y no queremos niños con sentimiento de culpa, sino con sentido de la responsabilidad
9- Porque el castigo desvía la atención del niño de su propia acción (más o menos inadecuada) y la traslada a la acción paterna del castigo. De ese modo el niño concentra sus esfuerzos, bien en algún tipo de venganza o bien en como evitar que le pillen la próxima vez. El castigo obliga a los niños a ser mentirosos (aprenderán a maquillar sus errores) y, por tanto, deterioran la relación de confianza con los padres.
10- No deja lugar a actitudes empáticas y ocupa el lugar de una actitud creativa donde se debería buscar vías alternativas a la situación.
11- Busca corregir la conducta y eso implica una situación de constante "vigilancia" del castigado.
12- Implica una valoración de la persona que hay detrás de esa conducta ("has sido malo"), con sus correspondientes mensajes calificativos implícitos y explícitos. En situaciones grupales pone de manifiesto quién es "mejor" o "peor".
13- En el caso de niños menores de 5 años, no pueden ponerse en el lugar del otro, no prevén consecuencias y no se dominan, así que el castigo es injusto puesto que no son responsables.
Situaciones donde parece aceptable alguna forma de castigo:
1- Situaciones límite de peligro: quizás sea la única forma de pararlos. Esto se aplica sobre todo al colegio, donde hay muchos niños con un solo profesor.
2- Sufrir las consecuencias directas del error: es educativo porque enseña que nuestras acciones tienen consecuencias que nosotros mismos debemos resolver.
3- El malestar y enfado que produce una mala acción son legítimos y no hay porqué ocultarlos: también es un castigo.
Lo mismo se aplica a los premios. -------------------------------------------------------------
DISCIPLINA POSITIVA (Tomado de la Red Lacmat)¿Qué es la disciplina positiva? Amor y firmeza
- SEVERIDAD (control excesivo) -->“tu lo haces porque lo digo yo”
- PERMISIVIDAD (sin límites) --> “Haz lo que te apetezca”
- DISCIPLINA POSITIVA (amabilidad y firmeza) --> “Puedes decidir que hacer dentro de unos límites que sean respetuosos con todos”
- La ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas. (Rosa Jové, psicologa)
- Se trata una explosión nerviosa con abundantes sacudidas y otros movimientos más o menos violentos, gritos y, en determinado nivel y según el carácter, golpes de cabeza a alguien, insultos y quizás lanzamientos más o menos afortunados de objetos. Y que acostumbra a venir a continuación de una demanda por parte de la criatura que sus adultos de referencia no quieren o no pueden satisfacer. (Miquel Àngel Alabart ,psicologo )
- rebobinar la película”, y averiguar especialmente qué le estuvo pasando al niño ANTES de la famosa y estruendosa rabieta
- Cuando el contacto físico sea posible, un abrazo le hará saber que le seguimos queriendo, y además servirá de contención
- “Describir su comportamiento, (“estás gritando mucho, parece que tienes ganas de pegarme)
- Necesita saber que toda esa mezcla de emociones es válida, que no lo censuramos, que lo acompañamos, que estamos allí, respetando su proceso, sin intervenir, pero sin abandonarle
- Poner nombre a sus sentimientos, describiendo lo que ha pasado (“querías el caramelo y mamá no te lo ha comprado, no? Y te has enfadado mucho”)
- Una vez pasada la rabieta, mostrarles otra forma de canalizar las emociones (pintar su enfado, golpear un cojín…)
- Ignorar: le estamos enseñando que el dolor no es socialmente aceptable, que una persona bien educada no “se deja llevar” por sus sentimientos.
- Castigar: Los sentimientos no son controlables y es emocionalmente sano liberarlos (aunque sea enfado, ira, frustación etc)
- Humillar: decir la última palabra, ajustar cuentas, dejar bien claro quién se ha portado mal y quién se ha portado bien