Celos II – Cuando uno mismo es el origen.

Hablar de celos es fácil, sufrirlos puede convertirse en una auténtica tortura.

Aquí, en Laberinto, hemos tratado ya el tema y hemos hablado de los celos propios, de cómo nos sentimos y cómo nos afectan. ¿Pero y cuando los celos vienen sobre nosotros? ¿qué pasa cuando somos el origen de dichos celos?. Entonces, al igual que cuando los sufrimos en primera persona, desequilibran nuestra vida poniendo la relación (si es que existe) en peligro.
El celoso no puede dejar de serlo (como si los celos fueran una enfermedad crónica) y tú, muchas veces en silencio por no agrandar la situación, sólo esperas el cambio. Pero el cambio nunca llega. Y sobre todo cuando no das motivos, se crea en ti esa frustración insoportable a no saber qué hacer, qué decir o cómo actuar; a intentar controlarlo todo dejando de lado ser tú mismo. Después es cuando vienen las repercusiones, y ya sabemos que ninguna es buena.

Alguien me pidió hace no mucho esta reflexión y para completarla te invito a hablar del tema. A contarnos tus experiencias o las de “algún conocido” (como suele decirse). No tiene por qué ser a título personal.