Cerca del cielo hay una barca
con dos remeros que la acompañan,
son casi niños, no llevan barba,
sus manos tiemblan mientras descansan.
Miran la luna con luz de plata
y las estrellas que están más altas,
buscan los sueños en la distancia
y aquellos versos con rima blanca.
Buscan las voces que sin palabras
lanzan suspiros, como resacas,
de un mar bravío con olas bravas,
que llega y besa por tantas playas.
Cerca del cielo hay una casa,
dulce y coqueta que allí te aguarda,
te abre sus puertas, luego te pasa
por los pasillos hasta su cama.
Y en ella duermen, con mil legañas,
dos querubines, quietas sus caras,
hay un reposo que grita infancia
y dos claveles sobre las almas.
Cantan los grillos y las cigarras,
yo te sonrío mi bella amada,
mi hermosa niña, que con tu calma,
tomas mis besos que a ti te sacian.
Cerca del cielo hay esperanzas,
rosas de otoño, crecen sin pausa,
dos corazones que sin nostalgia
viven la vida mientras se abrazan.
Rafael Sánchez Ortega ©
Haus, Schladming
06-09-14