Hace algo más de un año realicé varios posts con relación a los Objetivos del Milenio (ODM) revisandolos uno a uno (o esa era mi intención inicial) a través del informe de la ONU. Pero como todo post esperaba generar algo de debate, ya que mi postura era muy crítica con dicho informe y con algunas posturas de las que tomamos desde las ONGDS. Pero aunque las visitas eran muchas, los comentarios eran escasos, y desde luego nada desde el ámbito asociativo. Ante lo cual decidí abandonar a mitad de camino.
Eso me ha dejado un mal sabor de boca durante este año que se ha acrecentado con las fechas en que estamos, próximos al 17 de octubre. Unido a un desánimo en todo lo referente a la Cooperación al Desarrollo, he de reconocer mi incomprensión al nulo debate que existe hoy por hoy sobre este tema. Nos centramos en acciones puntuales, que son necesarias, pero sin el más mínimo atisbo de posicionamiento crítico por parte de quienes deberían ser los más interesados en llevarlo a cabo; las ONGD y sus redes asociativas. Campañas que año a año reclaman la condonación de la deuda, la petición del 0,7%, la justicia de las relaciones comerciales y laborales, se multiplican, pero no dejan de ser peticiones a las que nadie pone fundamento previo. Quiero decir con esto, que no existen campañas en las que abunde la explicación y se aplique la justa demanda; exigimos sin cesar, sin generar un debate serio.
Son exiguas las voces que desde la prensa realizan un trabajo serio sobre el tema, aunque hay honrosas excepciones como la de Vicente Romero, en donde se diga con nombres y apellidos quien hace qué y cómo. Por ejemplo, el último documento que contiene "20 medidas para que España enfrente la pobreza". Es un compendio de posibles acciones que un estado podría llevar a cabo si no fuera porque o no son de su interés o no están a su alcance porque la responsabilidad está más arriba o fuera de su alcance. Por ejemplo, a su alcance está modificar los criterios de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), pero a ningún estado le interesa cambiarla en profundidad porque busca priorizar su propio desarrollo antes que el de los demás, y en consecuencia no le interesa hacerlo. Otro ejemplo; modificar las relaciones comerciales es algo que un estado no puede hacer por su cuenta tal como está organizado el comercio internacional.
En consecuencia habría que empezar por decir algo que a nadie le gusta oir; vives por encima de tus posibilidades, consumes sin criterio, derrochas cuanto tocas, y mientras otros sufren las consecuencias. Mejorar las relaciones laborales en Honduras significa reducir las nuestras, porque los estados no van a hacer nada por cambiarlas, y las corporaciones económicas menos.
Medidas más concretas, y que no le exigen nada a nadie que no sea a nosotros mismos se pueden encontrar en el Manifiesto del Día Internacional de la Pobreza las organizaciones implicadas en Euskadi.
En todo caso, mi pesimismo de hoy no significa que no desee y crea que es posible, el fin de la pobreza en este mundo nuestro, pero desde luego no vamos por buen camino.