Revista Talentos

Cerrar puertas y comenzar a caminar

Publicado el 24 abril 2015 por Aidadelpozo
(DEDICADO A TODOS LOS QUE SUFREN Y LLORAN, ESTÁN PERDIDOS, TIENEN MIEDO, HAN SUFRIDO PÉRDIDAS EMOCIONALES, ESTÁN DESBORDADOS POR LA TRISTEZA Y LA INCERTIDUMBRE, Y NO ENCUENTRAN SU CAMINO.)

Hay días que nos resultan especialmente difíciles, de esos en los que resoplamos, maldecimos en arameo, se nos comen los demonios e insultamos hasta a nuestra sombra, con el convencimiento de que todos los dioses del universo se han puesto en nuestra contra. Hay otros días, sin embargo, que desearíamos que no acabaran nunca, que en vez de 24 horas tuvieran 124, esos días que crean un poso de esperanza en nuestra vida y que nos hacen creer en los demás y, sobre todo, en nosotros mismos.

Mas allá de esos días nefastos y de esos maravillosos y blancos días, hay momentos puntuales en la vida que suponen un abrupto cambio y una nueva etapa que deja en el pasado la anterior, Este tránsito inevitable, nace como consecuencia de un profundo cambio interior motivado, en ocasiones, por un solo acontecimiento. Por desgracia, suelen ser hechos traumáticos los que ocasionan el fin de una etapa y el paso a otra. Estos hechos hacen que todo nuestro ser se convulsione, incluso hasta el punto a veces, de que llegamos a creer que no habrá nada más allá de ese acontecimiento, que no despertaremos de la pesadilla en que nos hemos sumido y, además, no tendremos la fuerza para salir de ella. Sentimos que todos nuestros sentimientos contradictorios han sido metidos en una centrifugadora interior y esta no dejara de dar vueltas y vueltas. Incluso nuestro cuerpo paga la alta factura de sentirnos, literalmente, muertos en vida.

Y de pronto, como por arte de magia, una bombilla se enciende en nuestra cabeza y lo que nos han aconsejado amigos y familia para salir de la pesadilla y que no nos ha servido de nada, aun a sabiendas de que sus consejos eran acertados, desinteresados y dados desde el corazón y el amor, toma certeza: HAY UN CAMINO PARA DESPERTAR Y SALIR DE LA PESADILLA.

Habitualmente, el camino es, sencillamente, pasar página y avanzar. Y sólo se avanza, como todos sabemos por puro sentido común, caminando a pasos serenos y sin correr. El que se halla en ese estado convulso, no lo ve, no quiere verlo, no puede verlo. Está atrapado en un bucle del que debe salir, como dice una buena amiga mía, psicóloga de profesión, para preservar su salud emocional y mental. Quien se queda atrapado en esa espiral, enferma inevitablemente.

Tampoco es bueno correr cuando por fin, después de un tiempo en la centrifugadora emocional, se comienza el proceso del cambio hacia la luz, o sin ser tan gráfica, la serenidad y la esperanza. Sólo caminar y a pasitos cortos, como dice otro amigo mío, también muy querido por mí, no correr, Así se puede disfrutar del paisaje, oler las flores, sentir la brisa en la cara. Y después, como dice mi hija pequeña, "lo que tenga que pasar, pasará."

Muchas veces lo que esperamos llega sin avisar y en ocasiones lo tenemos delante de nuestras narices y no lo vemos, pues el proceso de caminar, lleva un tiempo. Antes de caminar también se gatea. Y cuando se aprende a caminar, podemos incluso echar a correr, pero el proceso nunca se hace a la inversa.

Pero, para caminar, ¡se debe salir de la pesadilla! Insisto en ello; es fundamental. Si esa pesadilla se llama ruptura sentimental, el consejo que las personas que nos aprecian siempre nos dan, sean amigos, compañeros de trabajo o familiares es siempre el mismo: "cierra esa puerta."

Es hora de cerrar puertas y de abrir ventanas para que la luz entre a raudales, de hacer todo lo posible por vivir muchos días de 124 horas, de caminar sereno y con esperanza,de oler las flores, buscar pétalos de cuatro hojas, esos que no hemos vuelto a buscar desde que abandonamos nuestra infancia, de pisar charcos, de sentir la fina lluvia en nuestra piel, de deleitarnos ante el maravilloso espectáculo de un nuevo amanecer, eclipsado hasta entonces por la tristeza, el remordimiento, el odio, el rencor o la frustración, de silbar y quien no sepa, como yo, de tararear nuestra canción favorita en la ducha (hace tanto que no canto mientras me ducho...), de comer de nuevo milhojas, de VIVIR, en definitiva.

HAY SALIDA A TODO PERO PARA ELLO HAY QUE TOMAR EL CONTROL DE NUESTRA VIDA Y DECIR, "QUIERO SALIR." ES LA HORA DE CAMINAR. CERRAR PUERTAS Y COMENZAR A CAMINAR

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