Charcos

Hay momentos que se nos suben  por las ganas e intentan saltar charcos y anidarse bajo el paraguas. Esos instantes son como unas zapatillas rojas, una entrada para ver desde el palco una sonrisa que no se fuerza, una escalinata por donde subir cualquier sueño, un viaje hacia el aroma que juega contigo a rayuela, una palabra que sabe acariciar el perdón y los rencores. Son como la lluvia que empapa mis cristales y como el sol tímido que acaricia el café de las mañanas. Son melodía que huele a versos fecundos, manantiales de falaces sueños que envenenan los versos. Son como tú y yo preñados de pupilas y rencores que debieron quedar muertos.Son miradas perdidas que ladran, palabras yermas. Son como el barro que se pega a las suelas y nos hace caminar más despacio.Son instantes abortados cuando el salto de ese charco avinagró el vino que derramé en tu boca.Son gotas de rocío secas si amordazan los latidos, si amenazan con robarnos la bicileta que me llevó hasta el umbral de tus ganas.Son instantes que se desvanecen y se agolpan a borbotones en temblequeos presentes.Son humo blanco que sale de nuestras bocas doliéndonos los pulmones, y deshojan rosas marchitas en la sábana del dolor que debió quedar dormido pero sigue brillando en las pupilas hasta fundirse en el agua del charco que saltas.