Mi camino hacía “Charlie y la Fábrica de Chocolate” no ha sido a través del libro, sino del autor que me fue conduciendo de una a otra de sus obras. A Roald Dahl lo conocí por sus obras para adultos: “Relatos delo inesperado” e “Historias Extraordinarias”, publicados en España por Anagrama.
Recomiendo para los que son un poco cotillas y en general para esos que quieren saber como un escritor se convierte en escritor, la lectura de “Racha de Suerte. Como me hice escritor", una historia lúcida sobre cómo se coló por la puerta de atrás y se encontró en el mundo de la ficción (según sus propias palabras) y no sólo eso, sino que también cuenta cómo fue su infancia en un (estricto) internado británico; su primer trabajo para la Shell en Tanzania; su intervención como piloto en la II Guerra Mundial y como en 1942 fue destinado a Washington donde conoció a C.S. Forester, siendo aquel un encuentro crucial para su carrera. De momento sólo añadiré un detalle más sobre este relato, nos explica el origen de “Charlie y la fábrica de Chocolate”, que según relata Dahl comenzó con una pequeña anotación en una libreta de noventa y ocho páginas. Una nota que dice “¿Qué tal una fábrica de chocolate que hace cosas fantásticas y maravillosas… dirigida por un loco?”En síntesis, la obra trata de un chico, Charlie Bucket, cuya familia es extremadamente pobre y que resulta agraciado en el último momento, en un sorteo que le permitirá visitar la fábrica de Chocolate de Willie Wonka junto a su abuelo. El resto de ganadores son otros chicos que también han ganado el boleto de oro. Niños glotones, desobedientes, golosos, caprichosos que van quedando por el camino, recibiendo varias lecciones (amargas) a cuenta de su mal comportamiento. En la fábrica podrán ver un rio de chocolate fundido con cascada, un chicle que es como tres comidas, una televisión extrañamente interactiva y por supuesto a los umpa lumpa, de los que hablaré más tarde.
- La novela publicada por Alfaguara infantil, que fue la que les leyó su padre y de la que disfrutaron un montón. Creo que ahora Julia se la ha llevado a la mesilla y anda con la nariz metida dentro, de hecho no me ha dejado utilizarla para esta entrada.
- Un libro pop-up de la editorial Cimbel , con ilustraciones de Quentin Blake,que es el ilustrador por antonomasia de Roald Dahl. Es un tipo de ilustración muy rápida, los personajes suelen ser espigados, un poco descuidados tal vez, pero el resultado es un clásico. Cuando ves una ilustración de Quentin Blake, sabes que es suya. El pop-up es otra forma de acercarse a la novela, la edición está muy bien cuidada y permite que el niño juegue y descubra la historia con sus propias manos (no es recomendable para niños menores de tres años por que pueden romper las piezas e ingerirlas, ¡cuidado!).
Roald Dalh es un escritor muy recomendable, para niños y para adultos, si os ha interesado esta entrada, puede que también lo haga lo que contaré el próximo día. Un abrazo y buena semana.