Le encantaba abrir libros y pasar rápidamente sus hojas para recibir ese olor tan único. Cerraba sus ojos al inspirar el olor a tierra mojada, a pan recién hecho, el perfume que tantos recuerdos le traía, al llenar sus pulmones de aire puro, de mar.
Ella era la chica que adoraba ver a las personas sonreír sin motivos, los paisajes bonitos, llegar a lo más oscuro para iluminarse con el brillo de miles de estrellas, observar las carreras de gotas que se producían en el cristal los días de lluvia.Bonito era notar las sensaciones que le producían una canción desconocida, un abrazo tan fuerte que le recomponía por dentro, las aventuras de una persona nueva que entraba en su vida, el amor incondicional que le regala su mascota, el final de un libro, de una película, bailar como si nadie la estuviese mirando, de las que no importaba cuantas veces le rompiesen el corazón, ella seguiría creyendo en el amor.
Degustaba cada alimento despacio, daba cada beso como si fuese el último, saboreaba el placer de vivir de verdad.Veía a su alrededor personas grises, rutinarias, cansadas, estresadas. No se paraban a detectar los pequeños detalles que se les iban presentando durante el día y que podían hacerles un poquito más felices. Sin embargo, ella era diferente, vivía cada instante con sus cinco sentidos.Era una chica sentimiento, una chica sensación.

