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¡chino libertad!

Publicado el 31 mayo 2013 por Eduardocarranzagazzani @ElPeriodicoPeru

¡CHINO LIBERTAD!
Escrito por Jorge Morelli. (@jorgemorelli1)

Se ha vuelto usual acusar sin pruebas y decir luego que fue un error, cuando no había error sino mentira. Hace años que se atravesó ese límite y se incursionó en el mundo del absurdo para manipular las mentes. Una de esas denuncias llevó a funcionarios en pleno delirio a hacer huecos en el jardín de una casa buscando barras de oro imaginarias. Esa casa, la de Keiko Fujimori, es hoy nuevamente objeto de una denuncia falsa. Todo esto abona diariamente el prejuicio -común incluso entre periodistas experimentados- de que los políticos, todos sin excepción, son corruptos y no hacen otra cosa que enlodarse entre sí y merecer el desprecio del pueblo. El titular de La República de hoy es “Todos bajo sospecha”. Tras la denuncia falsa, sin embargo, se escamotea la denuncia cierta. No hay error es esto, hay mentira.

Eso y no otra cosa es lo que estuvo detrás de la patraña del juicio de Alberto Fujimori y tras el ensañamiento hasta hoy contra su persona debilitada por la enfermedad y los años. La lucha anticorrupción se presentó años atrás ante el país como una cruzada para redimir a la sociedad peruana, y no ha sido sino una falsa moralización, una mentira hipócrita que ocultó un proyecto político que hizo de la justicia un instrumento de venganza. Es mentira y no error pretender que se erradica la corrupción escarmentando en personas elegidas como chivos expiatorios mientras las causas de la corrupción continúan en instituciones mal diseñadas, cuya arquitectura, en cambio, nadie corrige. Por eso la prisión de Alberto Fujimori es hoy un cargo de conciencia cotidiano para la gran mayoría y su libertad será acto de salud mental de una sociedad libre del prejuicio.

El imaginario colectivo suele poblarse de fantasmas. Eleva a las personas a falsos altares para despeñarlas luego. Manipula hechos engañosos como sombras en la caverna. La verdad llega solo cuando por fin se deja de lado el prejuicio y se aborda las cosas como son, en su proceso de cambio real. Es el paso entre Platón y Aristóteles, que la historia humana repite una y otra vez. Nosotros no hemos dado ese paso todavía. Políticos y periodistas mediocres siguen blandiendo la falsa denuncia porque vende. Si es el precio que aun hay que pagar para que la verdad salga a flote, bien pagado. Es el resto de la verdad, precisamente, lo que hoy emerge involucrando en corrupción al peor y más cruel perseguidor de Alberto Fujimori. Y la máquina infernal del prejuicio comienza por fin a detenerse.

El pueblo suele madurar antes que sus representantes y la opinión pública antes que los medios. Creer que siempre, inevitablemente, la gente libre será manipulada por falsos moralizadores, políticos mediocres y medios codiciosos no es un error, es simplemente mentira. La libertad de su viejo y querido Presidente es el fruto de la madurez de los peruanos.


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