Acabamos de hacerle la primera cura y le ha dolido a la pobre. Jamás pensé que un conejo pudiese ser tan sumamente expresivo, hasta compartir mi vida con uno de ellos. No me queda más remedio que restregarle la herida abierta con el líquido recetado por su veterinario. Diego me indicó ayer, al recogerla, que, tras raspar toda la pus y comprobar que el tipo de bacteria que le ha atacado es anaerobia, decidió dejarle la herida abierta puesto que el bicho invasor muere al entrar en contacto con el aire.
Chispita está bastante bien. Si no fuese por el boquete que tiene en el cachete izquierdo y por las curas, ni parecería que está recién intervenida quirúrgicamente. Comilona como siempre, le premiamos con dos trocitos de pera -que le encanta- al ver lo bien que se ha comportado mientras "la martirizaba". Tenía que arderle muchísimo porque la pobre gemía y gemía. Pobreta mía.
Ahora, al menos un mes de curas, antibióticos e idas y venidas veterinarias. Pero valdrá la pena. Ojalá se restablezca del todo lo más pronto posible y pueda disfrutar de unos cuantos años más rebosantes de alegrías, buena salud, brincos, saltos y mimos.