Supone un enorme atractivo poder disfrutar nuevamente en Zamora a Miguel de Tena y Gema Jiménez. Claramente hoy es el día grande de la programación para el ciclo de este año. Además, los cantaores estarán bien secundados por dos excelentes guitarristas: Antonio Carrión y Eduardo Rebollar.
El pacense Miguel de Tena acompaña a su minuciosa formación flamenca previa, dentro de la comunidad extremeña, una destilada y exquisita maceración de su arte en uno de los epicentros sevillanos del cante cabal, La Puebla de Cazalla. Y en buena compañía directa, la familia de los Rubitos. A lo que cabe añadir la generalizada demanda que de sus excelsas facultades se hace por toda Andalucía, con la consiguiente práctica y constante aprendizaje. Porque Miguel es de los que siempre está dispuesto a instruirse, lo que significa que sabe y quiere escuchar. Por eso a su altísimo nivel actual hay que sumarle el continuado proceso de crecimiento. ¿A dónde puede llegar? No lo sabemos con exactitud. Sí podemos afirmar que junto con su tocayo Poveda, Maite Martín, Rocío Segura o la misma Gema Jiménez son “Lámparas Mineras” que con el paso del tiempo aumentan de forma ostensible su intensidad luminaria. Es más, viendo al extremeño en el contexto de la historia y ciñéndonos al cante de hombre payo, lo podemos empezar a situar adyacente al citado Poveda, -y salvando como es lógico lo singular de cada artista y limitándonos a sólo unos pocos-, junto a Antonio Chacón, Manuel Escacena, José Cepero, Pepe Marchena, Fosforito, y cómo no junto Manuel Vallejo, del que por cierto, Miguel es el mejor ejecutor de sus dificultosos cantes. Planteado sin rodeos, Miguel de Tena dejará huella imperecedera en la gloriosa historia de nuestro arte más genuinamente español. Forma lujosa pareja con un guitarrista altamente valorado en nuestra tierra, y al que tenemos la dicha de disfrutar con cierta frecuencia, auque no con toda la que desearíamos ya que lo bueno siempre sabe apoco: Antonio Carrión.
La jiennense de Jódar, Gema Jiménez, fue la indiscutible ganadora de La Lámpara Minera del dos mil cinco, y ese merecido reconocimiento lo alcaza a los veinte años. Por lo tanto, no ha llegado al cuarto de siglo y ya tiene un pasado que la avala. Pero seguro que su mayor capital no está en su corto pasado. Está en su madurez, a veces impropia de su edad, en su obstinado deseo de superación, en su disposición para el esfuerzo y en sus condiciones naturales para ejecutar los cantes exprimiéndolos hasta sacar su último jugo flamenco. La compañía musical vendrá dada por Eduardo Rebollar un avezado guitarrista sevillano con destacada experiencia en toque para baile, cante o composición, como se demostró con creces en su paso por La Cuadra de Salvador Távora.
Por todo lo dicho, quedamos a la espera de la que puede ser otra noche mágica dentro del contexto de este consagrado ciclo flamenco.
Félix R. Lozano.
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