El argumento gira en torno a cinco protagonistas y al cuarteto 131 para cuerdas de Ludwig van Beethoven. Con las actuaciones sobresalientes de Christopher Walken, Philip Seymour Hoffman y Katherine Keener, el drama logra toda su fuerza en la capacidad de los actores. Una película contada de manera simple, cronológica y que es una orgía visual para quienes gusten de la escenografía neoyorquina.
La historia continúa una constante de la cultura hebrea: los hombres, por muy excelentes que sean en su arte, son sólo hombres, con toda la capacidad para equivocarse, dejarse arrastar por pasiones y envidias, por lo tanto no hay que endiosar personas - sino, aceptarlas como tales.
Y siempre mantener la esperanza de la redención...
Un drama delicado, pero no cheesy, muy bien actuado y acompañado de hermosas vistas. Recomendada.