Cine y música (4)

Publicado el 02 julio 2015 por José Ángel Ordiz @jaordiz

En España no cesan las imputaciones y a este paso no van a caber tantos delincuentes en las cárceles, qué voracidad la de esas personas que nunca se sacian de euros por más dinero que tengan y acaban ante los jueces (no todos, desde luego, únicamente conocida la punta del iceberg, la que forman los menos precavidos o menos afortunados al delinquir) debido a su inagotable apetito pecuniario, acaso una enfermedad; muy rara en tal caso pues los pacientes afectados no la sufren ellos sino que hacen sufrir a otros.

A mí, pobre infeliz, no hace falta que alguien me impute si desea alimentar esa calamitosa actualidad aun con asuntos veniales; puede condenarme directamente por no ser original en los libros que me entusiasman, en las películas que me interesan, en la música que me atrae: sí, me declaro culpable de coincidir en mis gustos con la mayoría.

Una mayoría la que en USA no apreció Blade Runner hasta años después de su estreno en 1982, cuando ya era un éxito en medio mundo. Que si no tenía el ritmo esperado en una película de acción y majaderías por el estilo. Se disculparon después a su modo: que no la entendieron la primera vez que la vieron, que había que verla dos o tres veces para entenderla… Ellos, precisamente los que más deberían saber de cine…

De acuerdo, una película de acción, pero mucho, muchísimo más que una película de acción (y para percatarse de eso no hace falta verla dos veces). Nada más ni menos que androides en busca de su dios creador porque se les agota su existencia y tienen miedo, un miedo idéntico al mío (siento el mismo temor y la misma pena que tú, androide: también lo mío, cuanto yo vi, como lo que tú viste, se perderá como lágrimas en la lluvia, y muy rápido porque en Asturias no llueve menos que en tu pantalla).

¿Tampoco apreciaron la conmovedora historia de amor ni la magistral banda sonora?

El guion de la película es superior en calidad a la novela en que se basa parcialmente, sí, pero a Dick nadie puede quitarle que la genial e inquietante idea original es suya si en el más allá de los creyentes puede sentirse uno orgulloso como en el más acá de los vivos (y no me refiero a los ladrones, que nadie se confunda, el introito está olvidado hasta mañana, cuando pesquen a más facinerosos).

Androides… Tal vez otro tipo de androides —mucho más enclenques— todos nosotros sin saberlo, al igual que Rachel ignora en la película que también ella es un ser artificial hasta que le demuestran que ni sus recuerdos son suyos en realidad.

Cuánta violencia y crueldad y cuánta ternura en un mismo filme. Como en nuestras vidas, exactamente igual que en nuestras existencias.

Blade Runner es una película de ciencia ficción basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick.

La banda sonora es una composición de Vangelis.


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