Cine y subvenciones, un debate interminable

El cine español genera opiniones de todo tipo y cuando hablamos concretamente de las subvenciones que recibe somos muchos los que nos inquietamos y nos hacemos mil preguntas.

Me parece muy bien que se concedan ayudas económicas o de cualquier otro tipo a aquellos que emprenden una actividad en cualquier sector, también en el cine, pero con una serie de condiciones y siempre que se entiendan como una inversión de la que se espera un beneficio.

El órgano encargado de repartir las subvenciones al cine español es el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, dependiente del Ministerio de Cultura. A parte, las comunidades autónomas y la Unión Europea cuentan con sus propios organismos y programas de ayuda al cine, sin olvidar los créditos del ICO, que por ser dinero que hay que devolver consiguen que no se inflen presupuestos, siendo esta la mejor vía de financiación en mi opinión.

Las Ayudas a la Amortización de Largometrajes del ICAA más polémicas son las de modalidad complementaria, que otorgan hasta 700.000 euros cuando la inversión y la taquilla superan un límite, lo que provoca en muchos casos que si un productor ve que no llega a ese límite compre la taquilla que falta, lo cual es ilegal, y hace aún más necesario un cambio en el actual modelo de financiación del cine, donde existe corrupción y muchos intereses, ajustándolo más al eficiente modelo americano. No entiendo que cuantos más espectadores tenga una película, más dinero público reciba.

Una parte de nuestro cine, aquel de los que se inician y cuentan con escasos recursos, merece ser ayudado, porque además es una industria que genera puestos de empleo directos e indirectos. Aún así, el Estado debe tener clara la lista de prioridades y cuando no hay suficiente dinero para sanidad, educación o investigación no debe haber para subvencionar cine.