Revista Diario

Círculo de mujeres

Publicado el 16 junio 2013 por Colo Villén @Coliflorchita
En mi círculo de mujeres cultivamos el diálogo. En realidad, el diálogo es lo que nos sustenta. Logramos definirnos mediante la palabra. La palabra fluida, la que no se maquilla constantemente, la que deja al descubierto tu luz y tu sombra en el transcurso de los días.
En mi círculo de mujeres alimentamos la diversidad, partiendo de que cada una de nosotras es única e imprescindible. Extendiendo este detalle a nuestras hijas e hijos, a lxs pequeñxs que son nuestrxs protegidxs y ni siquiera conocen nuestra mirada y nuestra voz. Evitando las comparaciones, nuestras, propias, suyas, entre ellos.
En mi círculo de mujeres exaltamos la libertad. En realidad, lo nombro mi círculo porque formo parte de él, no porque él me pertenezca, soy parte del contenido y no el continente: la posesión es un término abstracto que se difumina en él. Es un círculo tejido, regado a diario, acariciado con mimo desde que despunta el alba, gota a gota y letra a letra por mujeres maravillosas, abiertas a los cambios, deseosas de conocimientos y experiencias. Y el ser libres no se traduce en no poner límites ni filtros, sino en saber lo que hacemos, pensamos y sentimos y su porqué. No es un círculo exclusivo ni selecto, pero sí armónico.
En mi círculo de mujeres crece el respeto. Respeto que nace de nuestras conexiones y se alimenta de nuestras diferencias. Día a día, aprendemos juntas a respetar la visión de las otras, sus decisiones y actos. Regresamos, a veces no sin esfuerzo, al punto de partida, donde comprendes que cada una es dueña de su vida y sus circunstancias y que hablar de “aciertos” o “desaciertos” no es real ni oportuno. A menudo, prestamos nuestro prisma a las demás y descubrimos nuevos horizontes, desmontando modelos y haciendo mecer nuestros cimientos.
En mi círculo de mujeres no existe la perfección en el sentido que se le atribuye. Damos espacio a los errores, los perdones, las debilidades y los miedos. Nuestros defectos, nuestros complejos, nuestro propio trabajo interior puede mostrarse si así se desea. Trabajamos sobre los juicios, nos fortalecemos ante las adversidades de cualquiera de nosotras y así el transitar es más liviano, más humano y más enriquecedor. Esa es la perfección aquí.
En mi círculo de mujeres nos baña la consciencia, consciencia unitaria, suave, de esa que danza en nuestros cuerpos y sensaciones de mujer. Consciencia como madres, amigas, amantes, hermanas. Nos ayuda a abrir los ojos, templar el corazón y bailar cuando más gusta, cuando nadie nos ve.
Este círculo de mujeres brilla por ser lo que es exactamente: un círculo. Sin protagonismos, dejando que cada una despunte por sus virtudes y defectos. Sin que ninguna asuma el rol de guía, sin que ninguna se sienta en obligación de encajar en patrones marcados por la propia interacción, sin que ninguna ocupe el lugar predominante. Todas somos maestras y discípulas, todas aprendemos de todas, todas aprendemos de nosotras mismas. En círculo, de igual a igual, de la mano, facilitando la energía cíclica que nos habita.
Círculo de mujeres donde fluye el amor. Amor por lo que una es, amor por lo que cada una de las demás son, amor por lo que nace de nuestra unión. Amor por lo que construimos, hacia dentro y hacia fuera. Amor, por el simple hecho de existir y conocernos. Por avanzar juntas, por sentirnos acompañadas por deseo, no por necesidad, sin que el necesitar de alguien tenga connotaciones negativas.  Amor,  amor femenino, que rige las corrientes del instinto y nos eleva, forjando sororidad... lunáticas siempre.

Círculo de mujeres

Klimt
Gracias hermanas, a las que nos abrazamos en este círculo y a tantas otras con las que hemos logrado sostener esta relación de aceptación, admiración mutua, respeto y amor sincero.
Gracias por dar y permitirme hacerlo a su vez.Sigamos construyendo. Os quiero.



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