"Mas yo he caído en tiempos cuyo orden desconozco." (San Agustín)
Domingo:
Esta mañana desando la ciudad; camino a lo largo del río, por la margen Este; doblo a la derecha y lo cruzo sobre el puente más viejo, hacia el Centro. Una vez en él, avanzo en dirección Sur hasta llegar a la Avenida C... Un nuevo giro, a la derecha otra vez, y el Oeste es el objetivo... En un pretil ignorado, escrito en grandes caracteres, un cartel anuncia:
“MODA PARA LOS TIEMPOS PASADOS Y POR VENIR.”
Entro a una exposición donde carteles y tótems, hábilmente dispuestos, muestran toda la información gráfica y escrita, y lo hacen en la forma de un avance laberíntico donde cada próximo recodo es una expectativa novedosa... Una vez en ella, el área a cielo descubierto de la exposición me sorprende; está concebida a la manera de esas ciudades cinematográficas, con todos los detalles urbanísticos: Inmuebles, vías, alumbrado, áreas verdes...; los seres humanos están interpretados por maniquíes que son como la gente de mi país: de todas las razas; los hay de ambos sexos y también de cada grupo de edades. Se encuentran ocupando todo el espacio urbano, aquí y allá, y usan ropas o adoptan poses que hablan de sus oficios, ocupaciones y actitudes ciudadanas... Camino por las calles repletas de maniquíes hasta que el avance por las aceras se torna casi imposible y debo bajar definitivamente al asfalto; estoy en una vía cerrada al tránsito de vehículos que, al parecer, funciona como un bulevar; esta dirección me conduce hasta un parque con sus árboles y bancos..., también con una iglesia dentro... Y comienzo a percibir, entonces, la familiaridad y el sentido de pertenencia que me une a todos estos sitios por donde he transitado. Aún más, algunas de las personas que se encuentran aquí las conozco de vista como aquel señor de edad..., aquella señora con su niño y el cochecito..., o esta muchacha en su vestido verde, tan linda!... Quiero saludarlos, hablar con ellos... De repente comprendo que en todo esto no hay algo que tenga movimiento, excepto Yo! y vienen a mi mente, atropellándose, preguntas como: ¿Cuál es la moda que se exhibe? ¿Cuánto costó y en qué tiempo se ha construido esta inmensa maqueta de la cual no tuve noticia? y otras cuya única respuesta posible es: ¡Salir de inmediato!
Vuelvo sobre mis pasos, sin dificultad, y alcanzo el salón de la gráfica... Bajo el cartel es noche y, a juzgar por la Avenida C..., desierta y silenciosa, es probablemente madrugada. Miro el reloj: 3:18... pero ¿del día anterior o del día siguiente? No tiene importancia, agradezco que sea noche al final de un día como este. "(...)
Fragmento de la Short Story "Mi tiempo." Tomado del borrador del libro aún inédito: "La Noche de Los Relámpagos." Autor: Víctor José Guindo Singh.