Ciudades de papel
(Paper Towns)
de John Green
En su último año de instituto, Quentin no ha aprobado ni en popularidad ni en asuntos del corazón... Pero todo cambia cuando su vecina, la legendaria, inalcanzable y enigmática Margo Roth Spiegelman, se presenta en mitad de la noche para proponerle que le acompañe en un plan de venganza inaudito. Después de una intensa noche que reaviva el vínculo de una infancia compartida y parece sellar un nuevo destino para ambos, Margo desaparece dejando tras de sí un extraño cerco de pistas.
Con un estilo único que combina humor y sensibilidad, John Green, el autor de Bajo la misma estrella, teje una emotiva historia a la que da vida un inolvidable elenco de personajes. Ganadora del prestigioso premio Edgar, Ciudades de papel aborda los temas de la amistad, el amor y la identidad para plantearnos una pregunta: ¿vemos en los demás, y en nosotros mismos, solo aquello que queremos ver?
La verdad es que no sabía qué esperar de este libro. Ciudades de papel es la tercera novela publicada de John Green, la cuarta que leo tras haber empezado como muchos por Bajo la misma estrella, y era difícil hacerlo sin expectativas de ningún tipo. Es por eso por lo que he tardado un poco en leerla desde que me regalaron el boxset en enero (leí Looking for Alaska a principios de febrero y An Abundance of Katherines a finales de abril), y creo que ha sido una buena decisión para no saturarme.
El personalísimo estilo de John Green es de los pocos que se reconoce al instante (me declaro muy fan de sus clásicas enumeraciones en mitad de un párrafo, por cierto), y era uno de los puntos fuertes más destacados de sus dos primeros libros publicados.Hace poco leí que alguien decía que John Green es de los pocos autores juveniles que verdaderamente hacen literatura y no toman a los jóvenes por idiotas, y estoy completamente de acuerdo con esa afirmación.
El autor ha demostrado ya en muchas ocasiones que se puede escribir una novela entretenida, disfrutable y cercana sin caer por ello en lo facilón ni pecar de un exceso de simpleza. Y, qué queréis que os diga: en un mercado saturado de novelas que casi parecen prefabricadas para atraer al gran público, encontrar a un autor que no solo se desmarca de todo eso sino que además se arriesga es algo que se agradece, y mucho.
Puede que a primera vista parezca que el estilo del autor es sencillo y simple, pero al leer con atención te das cuenta de que es más profundo de lo que parece a primera vista y esconde mucho detrás de esa sencillez. Además, en esta ocasión me he encontrado con una escritura más pulida, más cuidada que en novelas anteriores, por lo que la evolución es evidente. Quizás no haya frases tan rotundas y memorables como las de Looking for Alaska, pero se nota que el autor ha aprendido desde entonces y la mejoría está ahí.
La historia en sí me ha gustado. Había ocasiones en las que me confundía, ya que ni siquiera había leído la sinopsis del libro, así que no sabía con qué podría encontrarme. Sin embargo, me ha encantado dejarme sorprender por el autor una vez más, por sus personajes y por sus letras. La primera parte me atrapó de inmediato, me llevó por donde no esperaba, y consiguió que el libro me conquistara desde el primer momento. Después, la segunda me decepcionó ligeramente al principio, ya que la estractura me recordaba a la primera novela del autor, pero enseguida me di cuenta de que realmente se trataba de algo bastante diferente y comencé a sentirme fascinado por los personajes.
Y ya que los menciono, tengo que quitarme el sombrero una vez más ante John Green y su habilidad de crear personajes tan reales que casi parecen de carne y hueso. No solo me pareció brillante la voz de Q, nuestro protagonista, sino que las personalidades de sus amigos y las relaciones entre ellos me han parecido fascinantes, con diálogos llenos de chispa e ingenio sin dejar por ello de resultar realistas.
El autor es famoso por construir personajes memorables, y con razón. Aunque ciñéndonse un poco a los parámetros del típico coming of age, John Green sabe crear personajes que se salen de lo habitual y logran conectar al instante con el lector. He adorado a los amigos de Q, tanto, que en más de una ocasión deseaba poder sentirme parte del grupo. Y tengo que mencionar también a sus padres, dos terapeutas (si no recuerdo más) que se pasan el libro debatiendo y con los que me he reído muchísimo.
Pero no todo es bueno. Mi problema principal con este libro ha sido el personaje de Margo, que me ha recordado demasiado a Alaska. Ya dije en mi reseña de Looking for Alaska y An Abundance of Katherines que Lindsey me había parecido muy similar a Alaska, pero en esta ocasión ha sido mucho más exagerado. Siempre digo que John Green es maravilloso, pero hay que reconocer que en sus tres primeras novelas creó personajes femeninos que partían claramente de un mismo arquetipo de chica diferente e inconformista que al cabo de tres libros comienza a hacerse pesado.
En definitiva, Ciudades de papel es una novela que tiene sus fallos, pero no por ello resulta menos disfrutable. Es sencilla pero profunda al mismo tiempo y, aunque no me ha conquistado tanto como Bajo la misma estrella, es una más que digna predecesora.
Lo mejor: Los personajes, salvo...
Lo peor: Margo, que me recuerda mucho a Alaska.
Te gustará si... quieres leer algo sencillo pero prefundo.