Clavada y ardiente.

Hace unos días hablaba sobre una decisión tomada -retomada diría yo- de manera “definitiva”. Esto, quienes me leen lo saben, es algo recurrente en mí. No lo hago por figurar de víctima, ni para que me levanten los amigos fieles que acuden a este blog… surge de lo más profundo de mis sentimientos y del pragmatismo que siempre me acompaña. No me gusta perder el tiempo y hacerlo perder a los demás. 

Sin embargo, algo ha ocurrido -una chispa de fuego ha saltado-  para que la resolución tan firmemente tomada (por enésima vez), sea pospuesta de nuevo. Y es que el instinto, el corazón y el amor propio me mueven a continuar con la aventura de la escritura, a la mínima palmadita exterior que siento en la espalda. Podría decirse que siempre estoy a la espera de esa clavada ardiente que se me ofrezca, para agarrarme a ella con las dos manos sin importarme el probable dolor final.

Tenía pensado abandonar. Tirar la toalla, empapada ya de negativas y desidias. Dejar de dar la lata a mi querido y personalísimo editor y dedicarme, simplemente, a leer a otros y a tenerlo todo reluciente… como una pelirroja desesperada más. No obstante, una editorial me ofrece la oportunidad de estudiar y opinar sobre La Flor contada, que así se llamará -finalmente- mi libro de cuentos para adultos. Sólo he contactado, de momento, con una dirección y la respuesta ha sido positiva. Igual es el destino que, sabedor de mi actual desencanto, ha querido abofetearme de nuevo para que espabile y me deje de bobadas… ¿Quién sabe?

Procedemos pues, mi lector ideal y yo, a repasar, corregir, maquetar, imprimir y registrar este segundo libro -del que me siento mucho más orgullosa y satisfecha que del primero-, para poder comenzar su envío a todo aquel editor que crea en los autores noveles sin padrinazgo, influencias o poder adquisitivo (coedición).

Y en este estado de cosas, puede que finalmente vean la luz cuentos como “Habitación en perspectiva”, “Último vuelo”, “Nombre”, “Mar de palabras”, “El enfermo azul”, “Una conversación privada”, “El secreto de su felicidad”, “Colores”, “Presentación”, “Paseo de mujer” y así hasta llegar a cincuenta.

Deseadme suerte, amigos.