El título de esta entrada dice algo que muchos ignoran, y es que no existe nadie que no tenga un jefe, bien sea porque la persona trabaje por cuenta ajena (empleado), bien sea porque lo haga a su propio cargo (empresario). En este último caso también tendrá que soportar el peso de una jefatura: la del cliente, que con toda probabilidad no será única; es más, lo deseable es que sea muy numerosa…
¿Qué ocurre cuando el empresario ignora esta máxima, vieja y cierta, de que el cliente (el jefe) siempre tiene la razón? ¿Qué ocurre cuando la puerilidad y la arrogancia de creerse el amo le dominan? Que fracasa. El emprendedor que ignora o trata mal a quien le hace ganar dinero, está cometiendo el mayor error de todos cuantos puede cometer, y el «despido», traducido en el cierre de su negocio, no tardará en producirse.
Se ve muy a menudo, y a veces no nos extraña en absoluto, que empresas que han nacido con las mayores perspectivas de éxito, queden vacías y expuestas, mostrando el cartel de «se alquila» en tiempo récord. «La persona que no tiene una sonrisa en la cara, no debe abrir tienda», dice un viejo proverbio chino, y esta -la amabilidad, la empatía, la comprensión, la disculpa urgente- es una sencilla manera de resumir cómo debería ser el trato dispensado al cliente/jefe. Si, además, este se encuentra enfadado por algún motivo, aún más sonrisas, amabilidad, empatía, disculpas y soluciones inmediatas deberían ofrecerse.
La realidad es muy contraria, en la mayoría de las ocasiones. Podría contar numerosos ejemplos personales, pero prefiero dejar una serie de consejos prácticos a aquellos empresarios de medio pelo, que obviaron la debida formación antes de abrir sus comercios, naves, agencias, academias, talleres, tiendas, restaurantes, discotecas, bares o locales, con especial dedicatoria a un pequeño «lugar» llamado «LongRock» (Sevilla). Con mi más sincero cariño navideño, y con la promesa de no poner un pie nunca en su sala. Ojalá lo lean, lo aprendan, y lo «gocen» sin reservas…
1.- EL CLIENTES ES LO MÁS IMPORTANTE. ES EL JEFE.
2.- EL CLIENTE SIEMPRE TIENE LA RAZÓN.
3.- NO TRATE DE ENGAÑAR AL CLIENTE. SI LE PILLA EN UN RENUNCIO, NO BUSQUE EXCUSAS NI SE JUSTIFIQUE.
4.- SIN CLIENTES SU EMPRESA NO EXISTIRÍA.
5.- ATIENDA BIEN AL CLIENTE, ESPECIALMENTE SI SE QUEJA.
6.- PÓNGASE EN LOS ZAPATOS DEL CLIENTE.
7.- ESCUCHE CON ATENCIÓN. DÉ RESPUESTA.
8.- SIMPATICE CON ÉL. HAY QUE FIDELIZAR AL CLIENTE.
9.- OFREZCA LAS DISCULPAS NECESARIAS.
10.- ANTE UN PROBLEMA, DÉ UNA SOLUCIÓN Y UNA COMPENSACIÓN RÁPIDAS.
11.- NUNCA SUBESTIME EL PODER DE UNA SONRISA, UN SALUDO, UN APRETÓN DE MANOS, Y UN INTERÉS REAL Y SINCERO POR EL ESTADO DEL CLIENTE, TRAS LA VENTA O SERVICIO.
12.- NO HABLE MAL DE SUS CLIENTES.
13.- NO DESAPROVECHE LA OPORTUNIDAD DE AYUDAR AL CLIENTE, INCLUSO SI ESO SUPONE AMPLIAR EL HORARIO.
14.- OLVIDE LA SOBERBIA, EL «Y TÚ MÁS», Y EL REPROCHE. TENGA PRESENTE EL PUNTO 1.
15.- JAMÁS BLOQUEE A UN POSIBLE CLIENTE. JAMÁS LO DESOIGA O HUMILLE. NO «CONTRATARÁ» PEOR PUBLICIDAD.
La entrada Cliente: el jefe del empresario. se publicó primero en Marga de Cala.