El gluten es una proteína presente en todos los cereales (trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y avena) y sus derivados, exceptuando el arroz y el maíz.
Los síntomas más frecuentes son la pérdida de apetito y peso, diarrea crónica, distensión abdominal, anemia ferropénica, alteraciones del carácter y retraso en el crecimiento infantil.
En ocasiones estos síntomas son atípicos o estar incluso ausentes, dificultando el diagnóstico de la enfermedad.
La presencia de marcadores serológicos (anticuerpos antigliadina, antiendomisio y/o transglutaminasa) elevados en la fase activa de la enfermedad, es decir, cuando el paciente esté consumiendo gluten, y su desaparición después de eliminarlo de la dieta es un dato biológico que apoya el diagnóstico, aunque no un criterio suficiente. Para un diagnóstico definitivo es imprescindible la biopsia intestinal y el estudio histológico de una muestra de mucosa obtenida a nivel duodenoyeyunal.
Desde el momento del diagnóstico se deben eliminar todos los alimentos que con seguridad contienen gluten: pan y harinas de trigo, cebada, centeno, avena o triticale, bollos, pasteles, tartas y demás productos de pastelería, galletas, bizcochos y productos de repostería, pastas italianas como los fideos, macarrones, tallarines y sémola de trigo, leches y bebidas malteadas, productos manufacturados en los que aparecen las harinas con gluten en cualquiera de sus formas (almidones, almidones modificados, féculas, harinas y proteínas), bebidas fermentadas a partir de cereales como la cerveza, agua de cebada, algunos licores, etc.
El gluten es una proteína vegetal que se puede sustituir por otras, tanto de origen vegetal (frutos secos, legumbres, arroz y maíz) como de origen animal (carnes, pescados, huevos y lácteos), así que su exclusión de por vida no tiene porque estar asociada a ninguna carencia nutricional.
Grupos de alimentosPeso de cada ración (en crudo y neto)
Farináceos: pan, cereales, cereales integrales, arroz, pasta, patatas 40-60 gramos de pan
60-80 gramos de pasta, arroz
150-200 gramos de patatas
Lácteos: leche, queso y yogur 200-250 ml leche
200-250 gramos de yogur
40-60 gramos de queso curado
80-125 gramos de queso fresco
Verduras y hortalizas 150-200 gramos
Frutas 120-200 gramos
Aceite de oliva 10 ml
Legumbres 60-80 g
Frutos secos 20-30 gramos
Pescados y mariscos 125-150 gramos
Carnes magras, aves 100-125 gramos
Huevos Mediano (53-63 gramos)
Ocasional y moderado
Ocasional y moderado
Ocasional y moderado
Agua de bebida 200 ml
Vino/cerveza Vino: 100 ml
Cerveza. 200 ml
Algunos ejemplos de alimentos que pueden contener gluten son los embutidos como la mortadela, chorizo, choped o morcilla, quesos fundidos de sabores, conservas de carnes, conservas de pescados con diferentes salsas, caramelos y gominolas, sucedáneos de café y otras bebidas de máquina, frutos secos tostados con sal, helados, sucedáneos de chocolate y colorantes alimentarios.
Para facilitar la vida de los celíacos y sus familias, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACA) publica cada año un listado con los productos manufacturados que excluyen totalmente el gluten de la composición. Para más información se puede visitar la siguiente web:
http://www.celiacos.org
Para evitar el gluten de la dieta hay que tener precaución con la manipulación de alimentos cuando se come fuera de casa, tanto en bares como restaurantes o comedores colectivos (las patatas fritas pueden estar hechas en freidoras que se utilizan también para freír croquetas o empanadillas, salsas ligadas con harina, rebozados, purés o cremas de verdura naturales a los que se añaden "picatostes" de pan de trigo, etc.).
Además, en el hogar hay que evitar freír los alimentos sin gluten en los aceites que se utilizan para freír los alimentos que contienen gluten del resto de la familia.
Otros consejos útiles son los siguientes:
- Eliminar los productos a granel, los elaborados artesanalmente y los que no lleven etiqueta donde poder comprobar el listado de ingredientes.
- Los productos farmacéuticos pueden utilizar gluten, harinas, almidones u otros derivados para la preparación de sus excipientes. Hay que comprobarlo, sobretodo en tratamientos de larga duración.
- Hay que tener precaución con los alimentos importados ya que un fabricante puede emplear, según los diferentes países de distribución, distintos ingredientes para un producto que se comercializa en todos ellos bajo la misma marca comercial.
Marta González Caballero