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Coaching con una caja de arena

Publicado el 19 marzo 2013 por Alberto Barbero @albarbero

Portada libro construyendo puentes“Hay vivencias y emociones que no se pueden poner en palabras. Hay contenidos mentales que están en el ámbito de lo sensorial. Y hay sucesos y acontecimientos que las palabras no pueden decir sin herir o traumatizar a las personas”. Esta es una descripción de una situación psicológica de la que todos participamos en alguna medida y en algún momento. Mi amigo, el psicólogo José Luis Gonzalo, acaba de publicar un libro sobre la “técnica de la caja de arena” como herramienta terapeútica. El libro me parece genial y creo que da pistas claras para que la técnica pueda ser utilizada como una potente herramienta para el insight en sesiones de coaching personal y de equipos. La herramienta tiene paralelismos con el uso del lego, pero tiene otros elementos que creo que lo pueden superar y mejorar como herramienta de coaching. Por poner un ejemplo, “sandtray” nos conecta con la tierra, un medio que permite de un modo único la expresión de emociones (desparramar, aplastar, alisar, etc.).

Para entender en qué consiste una” caja de arena” te diré que “una caja es una construcción simbólica que actúa a modo de puente entre la realidad interior y el mundo interior de cada persona”. Para que te hagas una idea más visual puedes ver este video, relativo a su uso terapeútico. En el video también te puedes hacer a la idea de los materiales que se suelen usar.

José Luis dice que “Los adultos lo consideran un procedimiento para niños pero cuando lo experimentan y comprueban cómo les ha ayudado, su punto de vista suele cambiar radicalmente”. Como siempre, te sugiero que antes de utilizarlo lo pruebes contigo mismo y determines si te sientes competente para utilizar la técnica bien… pero más allá de eso quisiera compartir contigo cómo veo yo su uso en una sesión de coaching personal o de equipo y centrándolo sobre todo en el objetivo de entender más a fondo una situación o problema para poder buscar más adelante formas de gestionarla. Soy consciente de que seré muy genérico pero si quieres podemos conversar sobre los detalles.

  1. Puedes empezar dando una instrucción clara (“se trata de que con estos objetos construyas en este caja la situación X”) y unas “reglas del juego” (“Yo soy tu ayudante y estoy acompañándote todo el rato pero tú haces la caja. Mientras la haces estamos en silencio. Después, la miraremos un ratito para ver bien lo que has hecho.. La podemos comentar y hablar sobre ella si tú quieres. Finalmente la fotografiaremos por que no podemos dejar lo que hayas hecho. Tenemos que recogerlo”.
  2. El proceso de construcción de la caja se hace en silencio con el objetivo de conseguir concentración y de facilitar la conexión con el interior. Tampoco debe haber interferencias como introducir la mano en la caja: esta es el contenedor de la psique de la persona o de la experiencia del equipo.
  3. Una vez se haya terminado de hacer la caja, no se hacen interpretaciones sino una exploración conjunta/ coinvestigación del mundo creado en base a preguntas-guía. Se trata de facilitar, no de ser expertos. El experto en cada caja es el autor de la misma y quien facilita el ejercicio debería acompañar siendo empático, reflejando emociones, sin analizar ni interpretar… físicamente nos movemos alrededor de la caja y nos paramos para verla desde distintos sitios con:
  • Preguntas genéricas (Qué tal fue, cómo te has sentido, qué pasa en este mundo…)
  • Preguntas secuenciales sobre los objetos: aspectos específicos, áreas y grupos de objetos ( He visto que lo primero que pusiste fue, parece, he visto que, háblame de…)
  • Preguntas que faciliten la construcción mental (¿Qué otra cosa puede necesitar el mundo que has construido?, ¿Hay algún aspecto que te tenga sorprendido/ intrigado?)
  • Indagación sobre las reacciones ante lo observado.
  • Búsqueda de puntos de conflicto y signos de fortalezas.

4. A partir de este punto, y una vez fijadas bien las conclusiones, podríamos continuar creando una nueva caja de arena sobre cómo nos gustaría que fuera ese mundo o situación sobre la que hemos construido la primera caja e indagando posteriormente sobre cómo pasar de la primera caja a la segunda.

Para cerrar este breve apunte sobre la técnica, recordar aquello de que para lograr resultados extraordinarios, en ocasiones hay que probar cosas extraordinarias. La caja puede penetrar en nosotros a través de la metáfora y poniendo en funcionamiento -a través de la manos- los dos hemisferios cerebrales. Ver la caja desde distintas perspectivas, con buenas preguntas y con un buen acompañamiento puede aportar el resto.

 


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