Hace unos meses que formo parte de la Junta del CEESC (Colegio de educadoras/es sociales de Cataluña).
Un colegio profesional es un mastodonte. Su objetivo, wikipedia dixit, es la ordenación del ejercicio de la profesión y la defensa de los intereses de sus colegiados. Como todos los mastodontes es lento y pesadamente burocrático. Me decía un colega de la profesión hace poco que las juntas de los colegios profesionales están llenas de carcamales, de carrozas. Y tenía razón; no hay más que verme, y eso que no soy de los más viejos. Yo creo que hay carrozas no tanto porque se necesite tener una cierta edad para representar a un colegio profesional, como que, cuando eres más joven, te toca estar contra el colegio aunque estés dentro de él. Y en cierta manera es bueno que así sea porque las críticas te espabilan y la gente con cierta edad tenemos tendencia a acomodarnos. Además, para que nos vamos a engañar, un colegio es un mastodonte poco atractivo, con sus asambleas rutinarias, su retórica funcionarial y su pose institucional.
Yo, siempre que me venía la cuota semestral del CEESC en el peor momento para mi economía doméstica, me cagaba en la madre que le parió al colegio. Pero pagaba y he seguido pagando la cuota desde que existe. Supongo que a pesar de que creo que para ejercer una profesión no hace falta un colegio y a pesar de las cosas que no me gustaban de él, al final la gente de un colectivo necesita organizarse. Seguramente si no existiera el colegio habría que inventarlo. El colegio o algo parecido.
También creo que igual que hay profesiones consolidadas (como los periodistas o los arquitectos) para los cuales a veces los colegios son más un obstáculo que otra cosa, existen profesiones como la nuestra, todavía endebles, raquíticas, vapuleadas en cuanto a sueldos y derechos, con un discurso propio a veces infantiloide y cargado de voluntarismo, que necesitan una organización fuerte y seria que las represente institucionalmente.
En fin, que estoy en la Junta del CEESC. En el área de comunicación, junto con Charo Quero y Ángel Mestres. Unos excelentes compañeros de viaje. Desde que estoy dentro del CEESC le estoy cogiendo aprecio al mastodonte. Aunque es obvio que un colegio lo hacen sus colegiados, una de las diferencias entre pertenecer a una organización o pertenecer a la dirección de esa organización, además de la responsabilidad, es que, a partir de ahora, cuando los demás o yo mismo le veamos las costuras al mastodonte no podré mirarlas desde la barrera. Seré parte de ellas. Pero empiezo este proyecto con ilusión y me va la marcha. Ya les iré contando.
PD: Además de su web, el CEESC está en facebook, twitter y tiene un blog.
http://factorialossanchez.blogspot.com