De color calabaza
se ha vestido de otoño
la luna llena
toda la luna entera.
La noche llegó temprana
por el cielo y por la tierra
de grises toda cubierta
toda de negrura negra.
Las calles están sedientas
y el aire
camina lento
entre campos arados y huertos;
a golpes de viento fresco
se cierran puertas y ventanas
llegando las gotas primeras. La lluvia
se acristala detrás de las miradas.
Las hojas siembran la tierra
de voces que siempre vuelven
cuando los días acortan y esperan
entre nubes y tormentas. Llueve
sobre palabras nunca habladas,
sobre abrazos que nunca se dieron llueve,
sobre los cuerpos llueve
de las aladas almas calladas.