Revista Diario

Colorado Kid, de Stephen King

Publicado el 02 marzo 2025 por Jimmy Fdz
Colorado Kid, de Stephen King
Biblioteca de Santiago nº5. Volvemos a las lecturas King y vaya cantidad de libros del escritor de Maine que hay en los estantes de la BDS, tal parece que el adentrarnos en la obra del maestro del terror es un sendero que aún no ha terminado después de todo. Colorado Kid es la primera de las tres novelas que King publicó en la editorial Hard Crime Case, especializada en reeditar historias clásicas o ignotas de las letras negras estadounidenses, ese viejo y querido pulp de toda la vida, así como en publicar obras de autores contemporáneos que se ajusten a dicho espíritu. Las otras dos, Joyland y Después, no nos impresionaron mucho la verdad, ni como novelas ni como "historias de misterio", pero a Colorado Kid le tenía algo más de fe.
Colorado Kid, de Stephen King
Tampoco es que Colorado Kid sea la gran cosa, pero es mejor que Joyland y Después, si bien la comparación no es precisamente exigente ni digna de orgullo. Colorado Kid es una interesante y solvente novelita, modesta y acotada en su premisa y planteamiento, que destaca por mantener el misterio y su seductor halo a lo largo de todo el relato (150 páginas). La novela se ambienta en una de esas encantadoras islas de Maine y el pueblito del continente que tiene más cerca, en donde dos bonachones ancianos se encargan del periódico local, acompañados de momento por una empeñosa y animosa estudiante de periodismo haciendo su práctica. Un buen día, invitados por un periodista de Boston a un almuerzo en uno de esos restaurantes de temporada alta con el fin de entrevistarlos sobre los misterios no resueltos de la zona, la muchacha, que ya conoce a los viejos y sus respectivas mañas, les pregunta si es que acaso no se guardaron un misterio para sí mismos, contándole al periodista de Boston solamente los más anodinos y conocidos misterios locales de siempre. Los ancianos, entonces, animados por el esprit de corps, habida cuenta de que la muchacha ya es una colega más que se ha ganado su lugar entre ellos, se animan a contarles un misterio que los ha venido acosando durante el último cuarto de siglo, un auténtico misterio sin resolver, y que se inicia cuando una mañana en temporada baja de 1980 un par de adolescentes encontraron el cuerpo de un forastero en una playa de la isla. De ahí en adelante, el caso se complica de maneras impensables y que escapan a la lógica.La novela, entonces, consiste en este largo racconto en el cual los ancianos le cuentan, a lo largo de la tarde luego del almuerzo, los pormenores del caso y todos los intentos humanamente posibles para encontrar la respuesta a cómo demonios acabó un hombre de Colorado (de ahí el título, dah!) muerto tirado en una playa de la más alejada isla de Maine, además de a todas las incógnitas que surgen a medida que se acumulan las pistas (o despistes). Y esa es la gracia de esta novela, que juega a su modo con esas expectativas, porque nos están contando un caso jamás resuelto y que, obviamente, no se va a resolver ahora, y sin embargo ahí está la fascinación, la seducción de una historia que parece pedir, rogar, suplicar, que la resuelvan, que la aclaren. Entre medio del racconto, por supuesto, están los diálogos y reflexiones y conjeturas entre la muchacha y los ancianos, que no sólo disfrutan el estar contando nuevamente esta historia, también lo hacen al observar el detectivesco interés de la muchacha, empeñada en resolver el misterio, aunque a estas alturas ya sea imposible.Con una prosa sencilla, descriptiva, casi behaviorista, sin adentrarse mucho en los oscuros entresijos de la psiquis humana (aunque se intuya que algo muuuuy raro y puede que tenebroso hay en este caso) y sin tampoco comerse mucho el coco en lo que respecta a crear una atmósfera malsana o incómoda (a fin de cuentas el racconto es casi como un relato de halloween contado entre amigos alrededor de una fogata, tiene más ese aire festivo y ligerito), Colorado Kid sí funciona como lo que es sin aspirar a más: un enganchador relato de misterio. Todo recurso gira en torno a mantener vivo el misterio, mantenerlo incitante, por lo que no es realmente necesario tanta complejidad ni profundidad en los personajes o en los otros aspectos mencionados (aunque claro, se echa de menos al King rabiosamente macabro). Y el misterio tiene su encanto, tiene ese halo seductor, tiene su verdadero e impenetrable enigma que te mantiene atento de inicio a fin, sediento de curiosidad. Por lo que es una recomendable lectura para una tarde tranquila o una noche de insomnio.

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