Creo que fue hace unos años que los empresarios descubrieron que hay negocio en vender libros de colorear para adultos. Alguna vez tuve uno que le regalaron a mi hija; ella para nada coloreaba dentro-de-las-figuras; menos iba a colorear figuras detalladas. Me gustaron las imágenes y pensé que me gustaría colorear, pero la verdad es que, después de unos días, noté que no lo disfrutaba tanto como creí: se me cansaba la mano... Lo dejé. Era un libro bonito con Mickey Mouse. No soy fan del ratón, pero era un libro muy bonito. He visto que sobre todo hay de mandalas.
Bueno, pues tengo una afición que amo y les recomendaría si no fuera porque en mí es altamente adictiva, así que tengan cuidado si lo prueban: me cuesta mucho, MUCHO, dejarla cada vez que empiezo. Me relaja, me permite disociarme si lo necesito, me da un goce por varias vías: por las pequeñas decisiones que implica, por la sensación de mis dedos, por la especie de "sensación táctil" que me provoca la imagen de un color llenando un espacio. Coloreo, pero en Paint. Copio un dibujo con detalles, lo agrando y pinto pixel por pixel. Pixelito por pixelito.
Silvia Parque