Colores

Publicado el 01 septiembre 2011 por Mamenod
Ya llegó septiembre. Hoy mi tierra ha amanecido con un color gris que a los de aquí nos pone tristes. Sé de buena tinta que en unos días el sol volverá y que el que más y el que menos se irá a la playa por eso de aprovechar hasta el último rayito o por aquello de no dar el brazo a torcer delante de los elementos, permitiendo que sea el tiempo el que acabe, de un plumazo, con la relajación que nos permite el verano. Pero hoy es el momento de mirar por la ventana, de ir a comprar los materiales escolares y de hacerse a la idea de que esto se acaba. Y es que incluso para el que ya lleva un mes trabajando, de vuelta de las vacaciones, mientras el sol acompaña es fácil dejarse llevar por la alegría y disfrutar, aun a costa de perder el sueño, de una noche de terracita o una tarde de playa. Pero cuando el cielo se pone gris… ¡ay madre!, esto ya tiene otra pinta. Fíjate que tiene miga la cosa. Dentro de un par de semanas, el día amanecerá así y ni siquiera le daremos importancia. Nos pondremos la chaquetita, intentaremos adaptar el pie a un zapato cerrado y volveremos a la rutina que a veces, lo digo en serio, incluso se echa de menos. Pero hoy, hoy es el primer día que el verano nos avisa de su marcha y el cuerpo se nos revuelve por dentro.
Este es el mes de los buenos propósitos ¿verdad? Decidimos hacer régimen para bajar lo añadido, poner en orden el cajón donde se acumulan los restos de la desidia y de la publicidad que al final no leímos, e intentamos desempolvar alguna decisión que no tomamos o el desván donde olvidamos aquellos poemas que siempre quisimos escribir. Algunos afrontan de nuevo que el jefe ya ha vuelto, otros que el paro sigue sin conceder una tregua y todos en general asumimos resignados que tenemos por delante tiempos duros porque la economía no levanta.  
Pero no quiero dejar que el gris que se cuela por mi rendija me deje varada en la arena. Hay que pintar los colores que hoy nos faltan porque al fin y al cabo estamos aquí ¿no? Seguimos teniendo la suerte de compartir la vida y eso es lo único que de verdad importa. Peor o mejor, con chalecito en la sierra o un pisito decente, con yate de recreo o el bote hinchable de Bob Esponja, lo único realmente mágico de esta historia es que estamos despiertos, con los ojos abiertos de par en par, esperando a recoger el fruto de lo que la vida tiene que aportarnos. Y con eso me quedo, con lo vivido pero también con lo que viviré. Desde aquí os emplazo a continuar compartiéndolo entre amigos, en esta tertulia agradable a la que sé de buena tinta que cada vez se une más gente, con muchas ganas de pasar un rato y de saborear un café. Os espero en esta nueva temporada -que dirían en la tele- para hacernos más agradable la vida. Atreveos a dejar vuestros comentarios que ellos son el único alimento de este blog, ayudadme a plantarle cara al mal tiempo con una sonrisa, esa que tengo en los labios desde que sé que andáis por mi casa.
Un beso.