Este es el mes de los buenos propósitos ¿verdad? Decidimos hacer régimen para bajar lo añadido, poner en orden el cajón donde se acumulan los restos de la desidia y de la publicidad que al final no leímos, e intentamos desempolvar alguna decisión que no tomamos o el desván donde olvidamos aquellos poemas que siempre quisimos escribir. Algunos afrontan de nuevo que el jefe ya ha vuelto, otros que el paro sigue sin conceder una tregua y todos en general asumimos resignados que tenemos por delante tiempos duros porque la economía no levanta.
Pero no quiero dejar que el gris que se cuela por mi rendija me deje varada en la arena. Hay que pintar los colores que hoy nos faltan porque al fin y al cabo estamos aquí ¿no? Seguimos teniendo la suerte de compartir la vida y eso es lo único que de verdad importa. Peor o mejor, con chalecito en la sierra o un pisito decente, con yate de recreo o el bote hinchable de Bob Esponja, lo único realmente mágico de esta historia es que estamos despiertos, con los ojos abiertos de par en par, esperando a recoger el fruto de lo que la vida tiene que aportarnos. Y con eso me quedo, con lo vivido pero también con lo que viviré. Desde aquí os emplazo a continuar compartiéndolo entre amigos, en esta tertulia agradable a la que sé de buena tinta que cada vez se une más gente, con muchas ganas de pasar un rato y de saborear un café. Os espero en esta nueva temporada -que dirían en la tele- para hacernos más agradable la vida. Atreveos a dejar vuestros comentarios que ellos son el único alimento de este blog, ayudadme a plantarle cara al mal tiempo con una sonrisa, esa que tengo en los labios desde que sé que andáis por mi casa.
Un beso.