Revista Literatura
Y el huracán encontró por fin a la alta torre que desafió su poder.
Y no hubo silencio que precedió a la tempestad.
Solo gritos ahogados y palabras perdidas en saliva y sudor.
Todo parecía posible, menos encontrarse.
El tiempo les quitó la razón.
"Senda estrecha, inevitable choque."
Dos colosos en llamas,
tenían que estrellarse o abatirse,
romperse o arrancarse.
Piel y huesos, carne tibia, chocándose sin control.
Llovizna de otoño, media sonrisa,
y vuelta a casa.
Vencedor y vencida,
quizás la próxima vez...