Laguna de Mucubají, Mérida
El retorno al hogar y al trabajo luego de algunos días de vacaciones suele hacerse cuesta arriba. En esta nueva entrada comparto un poco de la experiencia de retornar al ruedo digital, al trabajo cotidiano y de lo que fueron mis últimas vacaciones. Aqua dice: ¡Dale, che! y yo me rio, se le han pegado bastantes manías argentinas. Sean bienvenidos todos y todas. Retomamos de nuevo las riendas del castillo AquaVioleta.
Hace ya bastante tiempo que no subía nada al blog. La verdad han sido varios meses de total abstracción, entre preparar los asuntos para poder irme de vacaciones a Venezuela, hasta regresar y no tener ganas de poner las manos en la candela. La vida es así, suelo decirme, como si con esa muletilla curara cualquier mal. Pero como este es mi rinconcito virtual y tengo que cuidarlo, pues he sacudido el polvo, llenado la maleta de bártulos y he tirado de las orejas a Aqua para que desenmarañe el castillo y lo pongamos, otra vez, a todo vapor. Entonces, hoy, aprovechando la energía del nuevo inicio, quería contarles que el Proyecto AquaVioleta retoma su camino al trote, sin pausa pero sin prisa, como dice el refrán.
¿Qué hice en las vacaciones? Bien, estuve paseando. No por la playa, como me había planteado en un principio, sino por Mérida, también conocida como "La Ciudad de los Caballeros". Mérida es una de las ciudades más frescas del país. Está situada en la cordillera de los andes venezolanos, a una altura aproximada de 1600 msnm y tiene como telón de fondo al Pico Bolívar la cumbre más alta de Venezuela, con poco más de 4900 msnm. Es un lugar pintoresco, con calles angostas, plazas y gente cálida. Aunque el clima es tropical, la temperatura varía, entre 18 y 22°C, dependiendo de la zona y de la hora. De noche es mucho más fresco que de día. Y, cuanto más cerca se esté del Páramo más fresco se hace.
Árboles en Mérida
Desde la ciudad se puede ir en auto o en carrito por puesto hasta el Páramo, una zona muy particular de la geografía venezolana. Son unas pocas horas que vale la pena hacer para mirar el hermoso paisaje y visitar las lagunas.
Algunas de las casitas en el Páramo
A los que les gusta el frío les cuento que se pueden alquilar casitas o quedarse en algunas de las tantas posadas del Páramo. Yo me quedé en la de acá arriba, una linda casita con jardín. Pero deben saber que el clima y la presión del Páramo son bastante curiosos. Hay que tener cuidado al caminar y respirar, se debe hacer despacio, porque la presión hace que a la gente que no está acostumbrada le falte el aire, en especial, de noche. Un problemita al que le llaman Mal de Páramo (dolor de cabeza, mareo, dificultad para respirar, etc.)
Heladería Coromoto, famosa por su cantidad de sabores.
En la ciudad de Mérida hay muchos lugares para visitar. Entre ellos la heladería Coromoto, donde la oferta de helados va desde sabores tan locos como el pabellón, camarones, atún, jamón y queso, como los tradicionales fresa, chocolate o mantecado.
La cartelera de sabores de la Heladería Coromoto
Los arriesgados suelen probar algún helado de sabor extraño en ésta heladería, yo sólo me animé a probar el helado Vinotinto, una mezcla exótica de licores, y albaricoque.
Plaza Milla
La plaza Milla es otro lindo lugar para pasar la tarde en Mérida. Alrededor, hay una interesante propuesta gastronómica, locales donde se venden helados, pizzas, empanadas, hamburguesas, perritos calientes y la tradicional comida criolla.
Uno de los restaurantes del Mercado Principal
Si quieren comer rico y barato hay que pasarse por el Mercado Principal, donde me comí un rico hervido de gallina. Además hay galerías donde se venden artesanías, ropa, hamacas, instrumentos musicales y un gran etcétera.
Una vista desde el Páramo de La Culata
El Páramo de La Culata es otro de los lugares imperdibles para visitar. Hay un lindo recorrido que se puede hacer en auto o a pie, dependiendo del tiempo y de las ganas.
Uno de los sembradíos de fresas.
Durante la visita al Páramo vimos muchos sembradíos, en especial, papa y fresas. En la foto de arriba una familia entera se dedica a cultivar fresas. De éstas, precisamente, probamos y estaban muy ricas.
Uno de los sembradíos de papas en el Páramo de La Culata.
Este fue más o menos el recorrido vacacional. Seguro estoy dejando de lado cosas interesantes pero siempre que se acota el tiempo y el espacio eso pasa. A los amigos que entren a mirar esta entrada les digo: si van a Venezuela no se pierdan visitar Mérida, y en especial, darse una vuelta por el Páramo, vale la pena dejarse llevar un rato por las maravillosas vistas. Eso si, váyanse preparados para pasar mucho frío.
Ahora sí, me despido por hoy, Aqua y yo tenemos que seguir desempolvando el castillo.