Revista Literatura
Prometo que tendré cuidado, que será despacio.
Que ataré bien a mis demonios para que queden apaciguados con tus besos en mi cuello.
Prometo que jamás mostraré arrepentimiento, que nunca volveré sobre mis pasos, que mis silencios serán auténticos manifiestos que solo tú comprenderás.
Sabes que allí me quedaré inmóvil, esperándo todo aquello que me debes y que te tomas tu tiempo en dar.
Déjame tu piel, para que pueda esconderme, para librarme de esta oscuridad que me persigue, para perderme en ti, en tu cuerpo y ser como siempre debí ser.
Prometo comerte sin hacerte daño, lamer cada una de las heridas que te he causado y andar de puntillas por tu piel; para no despertarte, para ser tu sueño y moverme al compás de tu respiración.
Y todo lo que desees de mí, sabes que puedes tenerlo. Pero no me lo pidas, cógelo. Siempre y cuando te lo comas con las manos.