Comidas familiares.

A menudo solemos echar de menos las cosas que un día echamos de más. No nos damos cuenta de la suerte que tenemos, hasta que un día se acaba. Las cosas cambian, y, es entonces cuando deseas con todas tus fuerzas que todo volviera a ser igual, que nada hubiese cambiado. Hay veces que estas situaciones nos  ayudan a valorar más lo que tenemos, a poner un poco de nuestra parte para que las cosas salgan bien.

Normalmente yo suelo comer con mi familia. Los domingos nos reunimos y comemos todos juntos.  Solo cuando no he podido hacerlo, ha sido cuando me he dado cuenta del valor de esos pequeños momentos. Saborear una comida, hablar, transmitir nuestras inquietudes y valores. Hoy me doy cuenta de la importancia que tienen las comidas familiares. Por eso, he querido ir más allá. He querido compartir, además de la comida, también el proceso de elaboración de esta. He querido reunir a mi familia para pasar un rato agradable, aprender nuevas cosas y disfrutar al mismo tiempo.

No recuerdo el primer domingo que mi familia decidió comer paella. Tampoco recuerdo la razón que nos hizo continuar con ello. Supongo que será una de esas cosas que una familia comiza a hacer y termina por convertirse en una tradición familiar, algo que sirve para identificar a tu familia,  que te hace sentir parte de algo, algo que no cambiarías por nada del mundo.

Es cierto que las tradiciones familiares hay que mantenerlas, pero muchas veces realizar una y otra vez lo mismo termina por llevar a la monotonía y arrastra consigo su peculiaridad y exclusividad. Por eso, tras varios veranos en la costa brava y guiados por los trucos de unos amigos catalanes (que a continuación desvelaremos) nos animamos modificar nuestra familiar paella, sin abandonar esa esencia de mar y costa,  y creamos la ya familiar fideuá.

Hace varios domingos nos pusimos toda la familia manos a la obra para elaborar este delicioso plato que tanto nos gusta.

Aquí os dejo la receta:

Ingredientes necesarios para su elaboración: (ingredientes para 6 raciones)

• 500 gramos de fideos medianos
• 300 gramos de langostinos frescos
• 500 gramos de de rape troceado
• 2 calamares medianos
• 10 mejillones
• Azafrán ( o en su defecto colorante alimentario)
• 2 dientes de ajo picados
• 2 cucharaditas de pimentón
• 2 cucharaditas de tomate frito
• 1’5dl de aceite de oliva
• 2 L de caldo de pescado
• Sal
• 1 cebolla
• Perejil
• Laurel
• Alioli casero

1.  El primer secreto para una buena fideuá es la preparación de un caldo de pescado que usaremos como fondo. Mi madre, con ayuda de mi hermano se encargó de su realización. Para ello emplearon: una cabeza de rape, la espina y cabeza de merluza, ajo, cebolla, perejil, laurel, sal , zanahoria y un chorrito de aceite. Se mezclan todos los ingredientes y se cuecen a fuego lento, durante 45 minutos quitando la espuma de vez en cuando.
2.  Mientras el caldo de pescado se va cociendo lentamente, limpiamos los pescados y ponemos los mejillones a abrir al vapor.
3. Se prepara la paellera y con  aceite de oliva se rehogan (sofríen) el rape, calamares y langostinos. Se sofríen, apartan y reservan.
4. Con el mismo aceite en la paellera se sofríen unos ajitos y se mezclan con dos cucharaditas de tomate frito y el pimentón.
5. Uno de los trucos para que los fideos estén en su punto es precalentar el horno y meterlos al horno hasta que estén doraditos
6. Añadimos los pescados rehogados junto con los mejillones al sofrito de ajos. Mientras tanto, poco a poco ayudamos a mi madre a añadir y a colar el caldo de pescado sobre el sofrito.
7.  Una vez los fideos estén bien tostados se echan en la paellera mezclándolos con el caldo de pescado y el sofrito. Añadimos sal y colorante (o azafrán)
8.  Dejamos cocer todo durante 15 / 20 minutos
9. Mientras tanto, mi padre y mi hermano ayudan a elaborar un alioli casero. Para ello emplean mayonesa, unos ajos y aceite de oliva. Vamos añadiendo sal. Mezclar todo batiéndolo con la batidora y está listo para servir.
10. Con el horno pre calentado, cuando la fideuá está lista se mete en el horno durante 5 minutos.
11.   Está lista para comer.

Mientras terminabamos de cocinar mi madre y yo, mi padre y mi hermano pusieron la mesa

Después, cuando todo está listo, nos reunimos los cuatro para disfrutar de nuestra merecida comida de domingo, esta vez una paella sin arroz.

Cocinar en familia fue una experiencia única. Era como volver a la infancia y experimentar, probar cosas nuevas, siempre guiados por la mejor cocinera ( al menos de mi casa)

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