¿Conocemos qué troncos de madera de árbol arden mejor? ¿Qué leños calientan más? Sabemos que la leña de la encina y del fresno se considera la mejor leña para quemar. La haya y el roble son buenos, pero arden más despacio y no dan tanto calor. El roble, especialmente, tiene que ser viejo para arder bien. El olmo no es malo, pero tiene que estar bien seco. Los frutales viejos, como el manzano, el ciruelo y el peral, dan buena leña.
La mayoría de las coníferas deben tratarse con respeto; arden bien pero sueltan muchas chispas, así que lo mejor es usarlas en una estufa de leña cerrada. Todos los leños beben dejarse secar antes de utilizar, apilados en un lugar fresco y seco, porque sino llenan la chimenea de un hollín negro y resinoso que acaba por obstruir por completo la chimenea; por eso las antiguas chimeneas eran grandes y espaciosas; permitían así el acceso de una persona que arrancaba de su interior los depósitos de hollín.
Las personas que viven en zonas donde abunda la turba (material orgánico de componentes vegetales) pueden usarla cómo combustible. Debe cortarse del suelo (normalmente en los fondos del valle) con una herramienta especial o con una pala. Después hay que apilarla hasta que esté seca. La turba alcanza un punto en el que no puede volver a absorber la humedad, volviéndose entonces muy dura. Se puede después cortar a un tamaño conveniente y apilarla para el fuego. Arde lentamente y no desprende un calor muy fuerte.
Podemos dar unos consejos de cómo partir leños para el fuego: cuando tenemos los troncos partidos primero se clava una cuña en el extremo del leño con una maza. Con cuidado, clavamos la cuña con el fin de no astillar la madera y poder partir el leño al medio. Cuando el leño se parte se puede cortar en trozos más pequeños si es necesario.
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