Revista Literatura

Cómo atrapar a un lector: 4. narrar con personalidad

Publicado el 21 mayo 2020 por David Rubio Sánchez

CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR: 4. NARRAR CON PERSONALIDAD
  ¿Qué significa escribir con voz propia? Ángel Zapata en su libro La práctica del relato nos propuso cuatro pilares a tener en cuenta para que nuestros textos logren lo que todos queremos: atrapar al lector. En anteriores entregas os hablé de la Naturalidad, la Visibilidad y la Continuidad. En esta entrada cierro la serie con el pilar más complicado de conseguir: la Personalidad.

LA PERSONALIDAD EN NUESTRA NARRACIÓN

«Personalidad es decir las cosas de un modo propio, novedoso para cualquier persona que no sea el mismo autor.»(Ángel Zapata, La práctica del relato)
  Esa es la sencilla, y hasta evidente, respuesta que nos ofrece Ángel Zapata para definir lo que es la personalidad aplicada al estilo narrativo. Y sin embargo, ¡qué difícil es conseguirla! Tanto, que la primera cuestión que me viene a la cabeza, y que seguro a vosotros también, es si es posible enseñar a escribir con personalidad.   Sinceramente, para mí no. Lograr una voz propia, un estilo reconocible, es algo que no vamos a conseguir leyendo libros sobre narrativa o entradas como esta. Cada uno deberá encontrar esa voz escribiendo, palabra tras palabra, hasta que llegue un momento en el que sus textos se puedan distinguir de los de otros escritores; bien sea por el uso de una determinada paleta de adjetivos, por sus diálogos, por sus temas, por la construcción de sus frases…
  Ello nos lleva a una segunda pregunta, ¿para qué seguir leyendo esta entrada?
  Vale, una cosa es que no exista una lectura filosofal que nos dote de un estilo propio y otra es que no existan algunos consejos generales para intentar conseguirlo. Conceptos que podemos entender como faros cuando nuestro barco de escritura zozobre en el mar de la duda (un poco cliché esta frase, ¿verdad?). Estos son los que propone Zapata:

1. EVITA EL PERFECCIONISMO

   Sí algo tenemos que sentir cuando escribimos es diversión. Si no nos divierte escribir, lo mejor es buscar otra manera de pasar el rato. Crear personajes, mundos imaginarios o simplemente gozar con el mero hecho de plasmar ideas en un papel solo tiene sentido si concebimos la escritura como nuestra habitación de los juguetes.
  Juego y perfección están más cerca de ser antónimos que sinónimos. Lo aconsejable es sentarse a escribir como cuando de niños sacábamos nuestra caja de muñecas o de playmobil y los desparramábamos sobre la cama. Usando una caja de huevos como montaña, botellas de agua como naves espaciales o reciclando nuestro castillo medieval en una base alienígena. Nada de estas cosas era perfecta. Pero ni falta que hacía. Escribir, sobre todo, es jugar. Y solo jugando nuestra imaginación se libera, adoptamos una «actitud espontánea y enteramente natural», evitando la previsibilidad. 

2. EVITA LOS TÓPICOS


  ¿Cuántas veces habremos leído esta recomendación? Pero cuánto cuesta no caer en él tópico, no solo a los escritores noveles, sino a autores consagrados. El tópico siempre está al acecho, esperando un descuido para colarse en nuestro texto. No solo mediante frases tipo: La piel tersa del rostro cubierta por su pelo moreno azabache; las mañanas soleadas cuya luz iluminaban el alma; o a través de escenas manidas como la del soldado, generalmente de color, que cinco minutos antes de morir muestra la foto de su familia. Y ¿qué me decís de los thrillers que recurren a oportunas amnesias para escondernos cosas y, presuntamente, sorprendernos después; o de historias cuyo punto fuerte es descubrir que al final todo es un sueño o bien que el protagonista es en realidad un fantasma…?
   Por no hablar de los ojos húmedos cuando queremos mostrar emociones en nuestros personajes: lloró cuando le dijo que la o lo quería; lloró cuando leyó una carta; lloró cuando su perro lo miró con ojos húmedos. ¿Acaso el ser humano solo tiene dos registros: llorar y estar contento? Bueno, también está el modo cabreado que se refleja frunciendo el ceño. Creo que es una buena idea proveernos de una paleta de emociones lo más amplia posible. La nieve está fría, el sol calienta y la soledad es ¿triste? Podríamos escribir páginas y páginas de tópicos como estos que si no espantan al lector, desde luego no lo enamoran e, incluso, puede conseguir que su lectura se vuelva vertical. 
  Sería divertido, y provechoso, que en los comentarios añadierais tópicos que os den mucha rabia. 

  Escribir historias de ficción es reinventar la vida. El lector lo que quiere leer es lo que no sabe. Quiere sorprenderse y preguntarse, por ejemplo, por qué la nieve quema, por qué el sol congela o por qué ese solitario está dando botes de alegría. Es el juego de los contrastes lo que nos ayudará a conseguir nuestra propia voz. 

CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR: 4. NARRAR CON PERSONALIDAD

¿Por qué el coche nunca arranca cuando nos persiguen los zombies?


3. EVITA EL PUDOR


  Zapata nos propone jugar. Jugar con la trama, con los personajes… y por supuesto con la moral. ¿No son acaso las historias que nos plantean conflictos morales las que nos atrapan? ¿No son esas las que dejan resonancia, las que nos hacen preguntarnos qué haríamos nosotros? Y con esta idea podemos plantear cualquier cosa, puesto que el ser humano es contradictorio. No es recomendable el pudor o lo políticamente correcto en literatura. Por ejemplo, un personaje asiduo a clubs de alterne, pero que adora a sus hijos y pareja… ¿Habéis pensado en un hombre? ¿Por qué no puede ser una mujer? No existen los príncipes ni las princesas azules así que juguemos con los imperfectos, busquemos dentro de ellos esos vicios que no pueden evitar, o si lo consiguen, ¿a qué precio?
CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR: 4. NARRAR CON PERSONALIDAD

4. NO ESCRIBIR CON LA CABEZA


  Déjate llevar por la acción. Deja que el personaje tome vida, ponle cara, ponle voz y suéltalo al ruedo de ese mundo que has imaginado para él. Si por el contrario escribimos de manera lógica, de la manera en la que estamos acostumbrados a que pasen las cosas, le estamos repitiendo al lector lo que por propia experiencia ya conoce. ¿Por qué le va a interesar cómo llega alguien a su trabajo por la mañana? ¡Lo que le interesa es que en el camino se encuentre un enorme cocodrilo! Os acordáis de ellos, ¿verdad?
CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR: 4. NARRAR CON PERSONALIDAD
  Zapata recomienda desvariar, eso sí, hacia una dirección, puesto que la imaginación es la combinación del pensamiento fantaseador y el pensamiento dirigido.


TEXTOS CON PERSONALIDAD: EJEMPLOS

  Por los comentarios que he recibido parece que ha gustado que acompañe estos artículos con ejemplos concretos. Sin embargo, en la entrada de hoy he pensado que sería demasiado pretencioso que un escritor novel como yo, que todavía anda buscando su propia voz, se atreviera a escribir ejemplos de textos con personalidad. Así que he pensado hacerlo al revés: Coger textos de grandes maestros con una personalidad fuera de toda duda y reescribirlos de una manera más impersonal. En primer lugar, aparecerá la versión del gris escritor X para después reseñar el texto del maestro. Espero que os resulte un ejercicio interesante.

El halcón maltés, de Dashiell Hammett

Versión del escritor X:
  Samuel Spade era un detective privado de cara afilada. Tenía los ojos grises, como la ceniza de sus cigarrillos y el pelo castaño coronaba su amplia frente, lo que en conjunto le daba un aspecto amable aunque su nariz fuera aguileña.

Texto original de Dashiell Hammett con el que empieza su novela
 Samuel Spade tenía larga y huesuda la quijada inferior; y la barbilla era una V protuberante bajo la V más flexible de la boca. Las aletas de la nariz retrocedían en curva para formar una V más pequeña. Los ojos, horizontales, eran de un gris amarillento. El tema de la V lo recogía la abultada sobreceja que destacaba en medio de un doble pliegue por encima de la nariz ganchuda, y el pelo, castaño claro, arrancaba de sienes altas y aplastadas para terminar en un pico sobre la frente. Spade tenía el simpático aspecto de un Satanás rubio.
  Desde luego la diferencia es notable y no solo por la extensión del texto. El escritor X escribe de manera correcta y desarrolla una descripción aceptable, aunque cae en tópicos adjetivos, como afilada y aguileña o comparaciones manidas como el gris y la ceniza. En el de Hammett se atreve a ponernos delante, y no una, sino varias veces la forma de la cara de Spade (¿recordáis la continuidad?) mediante la letra V. Los ojos son grises, pero también extraños con ese tono amarillento y con esa comparación final, un Satanás rubio, nos hace ver que nos encontramos con alguien de buen corazón pero no exento de picardía.

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Spade siempre será Bogart

El largo adiós, de Raymond Chandler

Versión del escritor X
  La primera vez que vi a Terry Lenox estaba borracho, recostado en el asiento trasero de un Rolls-Royce Silver Wraith con las piernas hacia fuera. El guardacoches lo miraba sin saber qué hacer. 
Texto original de Raymond Chandler con el que comienza su novela. 
  La primera vez que le eché la vista encima, en el interior de un Rolls-Royce Silver Wraith, junto a la terraza de The Dancers, Terry Lenox estaba borracho. El guardacoches había traído el automóvil hasta la entrada y mantenía la portezuela abierta porque el pie izquierdo de Lennox seguía balanceándose fuera, como si su propietario hubiera olvidado que le pertenecía. 

  En este ejemplo quiero destacar cómo el maestro Chandler utiliza la ironía. No dice algo tan vulgar como que estaba con las piernas hacia fuera. Dice que el pie izquierdo se balanceaba fuera del coche como si su propietario hubiera olvidado que le pertenecía. Esa frase al principio de la novela ya predispone al autor a asistir a una narración potente, se siente seguro del narrador, percibe que el escritor sabe cómo contar una historia.

Lolita, de Vladimir Nabokov

Versión del escritor X
  Jamás podré olvidar a alguien como Lolita, sus ojos, su mirada que hacía que me derritiera como un helado bajo el sol. Lo sé. Jamás pude resistirme a su sensualidad. Esa mirada pícara impropia de una joven adolescente. Siempre supe que no era adecuado para un hombre de mi posición fijarse en esas curvas de infarto que todavía no habían alcanzado la mayoría de edad. Pero, ¿qué podía hacer sino perderme en la lujuria de su tacto? En el dulce veneno de su piel. 

Texto original de Vladimir Nabokov con el que empieza su novela
  Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde los dientes. Lo. Li. Ta.  Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con los pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

  El escritor X nos muestra un texto tan bien escrito y tan correcto como podría ser cualquier instancia administrativa. No transmite emoción. Es solo un puñado de frases un tanto manidas e imágenes trilladas. Por el contrario, leer el texto del maestro es la mejor muestra de lo que significa tener voz propia. Se atreve a trocear el nombre y dotarlo de vida propia. Nos habla con naturalidad, con pasión. También utiliza la visibilidad, en una rápida descripción y en esa lengua que nos hace saborear el nombre, consiguiendo transmitir sensualidad. La continuidad también aparece cuando vuelve una y otra vez sobre el nombre. Nos insinúa el pecado al detallar que ella es menor, va a la escuela, y él un hombre maduro. Impresionante inicio con el que consigue que el lector se muera por conocer a Lolita. 

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¿Qué dirían las redes sociales si hoy se publicara esta novela?


Crónicas marcianas, de Ray Bradbury

Versión del escritor X
  Cuando el cohete despegó, las oleadas de calor que desprendían los motores de combustión derritieron la escarcha de las ventanas que, a su vez, se abrieron de par en par. Todos los habitantes del pueblo quedaron extasiados al contemplar cómo el cohete abandonaba nuestro manto terrestre para cruzar el cielo azul rumbo a un incierto destino. 

Texto original de Ray Bradbury con el que comienza el primer relato, El día del cohete.
  Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban los techos, los niños esquiaban en las pendientes; las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros.
  Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire cálido, como si alguien hubiera dejado abierta la puerta de un horno. El calor latió entre las casas y los arbustos y los niños. Los carámbanos cayeron, se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso… 

  Como en los anteriores nuestro escritor X nos ofrece un texto correcto, pero plano. Nada se insinúa, todo se ofrece, se explica sin ofrecer la oportunidad al lector de que poder entrever alguna cosa más que el significado de las propias frases. Peca de nuevo de normalidad, de lógica y de perfección. De inmediato nos informa de que un cohete despega y que el calor derrite el hielo de las ventanas. Poco que objetar, salvo que no dice más de lo que dice.
  En cambio, el texto de Bradbury comienza con una frase antológica “Un minuto antes era invierno en Ohio”. No hace falta más para despertar dos sensaciones en el lector. La primera, expectación. ¿Qué paso un minuto después? La segunda, esa sensación de que algo ha cambiado para siempre en ese estado o tal vez en la humanidad. Nos van a contar lo que ocurrió un minuto después de que todo cambiara para siempre. Creo que no hace falta reseñar que el texto, aparte de la personalidad, también utiliza la continuidad, la visibilidad y la naturalidad.

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De esta obra ya tenemos edición en El Tintero de Oro


Champagne. Relato de un granuja, de Chéjov

Versión del escritor X
  Pasé mi juventud siendo jefe de una pequeña, y apartada, estación. Así que mi vida transcurrió de forma muy aburrida, tediosa hasta el infinito. Claro que me gustaba divertirme e irme de fiesta, pero es que en veinte verstas a la redonda no había nada con lo que pudiera disfrutar de mi juventud. En resumen, un verdadero infierno en el que quemé mis mejores años.

Texto original escrito por Chéjov y que inicia ese relato
  El año en que empieza mi relato yo era jefe de una pequeña estación en nuestras líneas ferroviarias del sudeste. Si mi vida era alegre o aburrida en aquella estación podrán ustedes adivinarlo al saber que veinte verstas a la redonda no había ni una vivienda humana, ni una mujer, ni una taberna que valiese la pena, mientras que yo, por aquel entonces, era un joven sano, de sangre ardiente, ligero de cascos y bobo. 

  Bueno, creo que ya no hace falta destacar los pecados del texto escrito por nuestro escritor X, tan aburrido como la vida de un jefe de una estación aislada. ¿Qué me decís del texto del maestro? Lo primero que destaca, de nuevo, es la naturalidad. El narrador está conversando con el lector mientras le cuenta su historia, huye de la asertividad, dándole al lector la posibilidad de que juzgue el aburrimiento de su vida. Y con naturalidad, se juzga a sí mismo y nos muestra lo único que le preocupaba en esa época de una manera indirecta: no había ni una mujer, ni una taberna que mereciera la pena.

La tercera de las cosas que acabaron con mi padre, de Raymond Carver

Versión del escritor X
  Tras sobrevivir a Pearl Harbor, mi padre se fue a vivir a la granja de mi abuelo, cerca de Wenatchee, lugar donde murió y fue enterrado, años después de que falleciera Dummy.

Texto original escrito por Raymond Carver y que inicia su relato
 Te diré qué llevó a mi padre a la tumba. Lo tercero fue Dummy, la muerte de Dummy. Lo primero fue Pearl Harbor. Y lo segundo, irse a vivir a la granja de mi abuelo, cerca de Wenatchee. Allí fue donde mi padre acabó sus días. Solo que probablemente acabaron antes. 
  ¿Recordáis uno de los consejos de Zapata que hemos visto antes? Huye de la lógica. Juega. En esta ocasión, el aplicado escritor X ha escrito un texto aseadito, ordenado. Muy ordenado. Si lo comparamos con el del maestro, ¿veis la diferencia? Lo primero que llama la atención es que la lista de tres sucesos (tres, ¿recordáis la magia de este número en la anterior entrega?) aparece desordenada. Empieza por el tercero, sigue por el primero y acaba con lo segundo. Este orden no es caprichoso, enlaza con la última frase Solo que probablemente acabaron antes, eso nos lleva a Dummy, que es lo importante, tanto que se repite su nombre. El lector ya sabe que es la historia de Dummy.

El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza

Versión del escritor X
  Fue una verdadera suerte que la policía no nos sorprendiera mientras cargábamos nuestro fardo en el ascensor. Tal vez esa noche estuvieran pendientes de otros actos criminales. El caso es que nos adentramos con él en la calle hasta llegar a la casa de don Plutarquete. Acto seguido llamamos con sigilo.
Texto original de Eduardo Mendoza con el que comienza uno de los capítulos de su novela. 
  La criminalidad, que de unos años a esta parte se ha enseñoreado de nuestras urbes tanta congoja sembrando, debía de tener muy atareada a la policía esa noche en concreto, porque no fuimos sorprendidos, como yo temía que ocurriera, mientras bajábamos el delatante fardo en el ascensor, hacíamos con él en volandas la travesía del zaguán y la calle y nos colábamos a la chitacallando en el portal de las casa de don Plutarquete, a cuya puerta tocamos con sigilo y pertinacia. 
   He querido traer este texto por dos razones. La primera, porque este libro fue el que me hizo descubrir que leer podía ser divertido, que podía ser un acto agradable. Creo que tendría unos trece años y hasta ese momento solo había leído las horripilantes y tediosas novelas que nos mandaban en el colegio. Este cayó en mis manos como regalo de una suscripción a Círculo de Lectores que un vendedor enchufó a mi madre. ¡Bendito vendedor!
  La segunda razón es para que veáis el maravilloso estilo de esta novela. Es rebuscado, con palabrejas un tanto chirriantes, pero eso es lo que dota de personalidad a ese libro y a ese magnífico personaje del que ha escrito cinco novelas más. El delatante fardo, tocar con sigilo y pertinancia... Son expresiones que no son usuales y que parecen alejarse de la naturalidad. No es así. Es la voz del personaje, es la forma en la que se dirige a nosotros con esa ironía fascinante. ¿A que no es lo mismo que lo narrado con unas palabras más normalitas por el escritor X? 

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¡Gracias, maestro!


La historia interminable, de Michael Ende

Versión del escritor X
  La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros. Se pasaba tardes enteras leyendo, abstraído a todo lo que le rodeaba. Incluso, en ocasiones, por la noche, se guardaba una linterna para seguir leyendo bajo las sábanas cuando sus padres se iban a dormir. Se introducía de tal manera en los mundos imaginarios que leía que hasta llegaba a llorar y sentirse vacío cuando terminaba la lectura. 

Texto original de Michael Ende
  Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado…
  Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito…
  Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personaje con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido…
 Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.
 
  Bueno, no hace faltar comentar lo que transmite uno y otro, ¿verdad? Este texto de Ende es uno de esos que al leerlo sabes que te acompañará toda la vida. Uno de los mayores cantos al amor por la lectura que quizá se hayan escrito, un texto que debería iniciar todas las clases de Literatura en los colegios.
CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR: 4. NARRAR CON PERSONALIDAD
   Y con esto terminamos la serie CÓMO ATRAPAR A UN LECTOR, cuyo contenido está inspirado en la base teórica del profesor Ángel Zapata en su obra LA PRÁCTICA DEL RELATO. Obra que haber si vuelven a editar pronto, por cierto.
   Sin más, os agradezco la atención prestada y dejo los enlaces a las otras entradas si esta os ha sabido a poco.

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¡Saludos tinteros!

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