Entramos de lleno en las semanas más futboleras de la temporada, esas en las que la música de la Champions League resuena cada Martes y Miércoles, los transistores echan humo cada Domingo, y las tertulias radiofónicas se llenan de apasionados periodistas que defienden sus posturas a capa y espada. Todo esto es genial para el que le gusta el fútbol, pero también se convierte en un suplicio para las madres, hermanas y novias que no lo soportan.
El fútbol, ese aclamado deporte que es capaz de encender a la persona más sosegada del mundo y cuyos límites aún son desconocidos. Esa mina de oro para los bares, esa excusa perfecta para llenar nuestras generosas barrigas de cerveza, esa fuente inagotable de discusiones entre aficionados de equipos rivales que no se ponen de acuerdo nunca...¿nunca? STOP. Aquí era donde quería yo llegar a parar, hay un aspecto en el que siempre están de acuerdo, o al menos coinciden.
Me estoy refiriendo a la inestimable figura del trencilla, del colegiado...¡del árbitro!. Por favor, que levante la mano el primero que nunca jamás se haya metido con ellos. Bien, estoy seguro de que su mano derecha sigue apoyada en el ratón. Creo que en este país sobran psicólogos y faltan árbitros; ya que no hay persona en el mundo que consiga que alguien se desfogue más y se quede más agusto. La mejor terapia es levantarse, poner cara de indignación y soltar por tu boca todo aquello que te venga a la mente. Así que, si seguís bajando, tenéis el fotomontaje de estos señores. He seleccionado a los árbitros más conocidos por el gran público, gracias a sus memorables pifias. Hagamos un repaso, a vuestra derecha podéis ver al inolvidable linier Rafa Guerrero, que pasará a la posteridad por la frase "¡Rafa, no me jodas!" que le espetó Mejuto González. Sigamos moviéndonos de derecha a izquierda (como Jorge Vestrynge), tenemos a la persona que concentró más odio desde nuestro país en menos tiempo, Al Gandhour, el árbitro egipcio que nos robó de manera descarada en el Mundial de Corea de 2002. Continuamos con el repaso, nos encontramos con el calvo al que más agradecimiento le deben todos los culés- y no me estoy refiriendo a la alopecia de Guardiola- Tom Henning Ovrebo, que debería tener una calle dedicada en pleno centro de Barcelona porque cometió errores clamorosos en la semifinal de la Champions del año pasado, (por Londres todavía lo recuerdan, y no con cariño precisamente). Y por último, tenemos a Iturralde González, si bien no se le recuerda ninguna cagada histórica si que es reconocible por sus excentricidades dentro del terreno de juego. Aprovechando el éxito de una comedia americana llamada "Como conocí a vuestra madre" (How I met your mother, para los bilingües) he colocado como nuevos protagonistas a estos señores, porque...¿quién no se ha acordado alguna vez de sus madres?.
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Como conocí a vuestra madre
Publicado el 08 abril 2010 por Davidsaavedra21También podría interesarte :