¿Cómo crear la oruga perfecta?

Publicado el 17 octubre 2012 por Circaetus @JesusDavidTG
Hace unos días una amiga me planteó esta pregunta que a su vez ella se había encontrado en un examen. La primera reacción fue de sorpresa porque... ¡yo nunca he tenido exámenes tan divertidos! y la segunda fue de tratar de darla respuesta. Una pregunta de este tipo es lo suficientemente provocadora, ilustradora e incentivadora como para que vuelen todos los pensamientos. Sin duda, este es un buen camino para fomentar el conocimiento, sobre todo en la universidad. Hay que enseñar a pensar, no a repetir o reproducir datos, como los loros.
Entonces, ¿cómo creamos a la oruga perfecta? Lo primero que hay que plantearse es... ¿cómo es la oruga perfecta? Pues para gustos, colores. Puede que alguien la prefiera verde, o de varios colores, azulgrana como el Barça (si queremos la perfección, es lo que hay), grande o pequeña, con protuburancias o lisa, con un ciclo de vida largo o corto... y así hasta determinar a nuestro gusto todas sus características. Como en este blog nos vamos a mover en un entorno puramente biológico, vamos a establecer lo que cualquier adorador de Darwin quiere oir, es decir, nuestra oruga perfecta tendrá aquellas características necesarias para que esté lo mejor adaptada al medio donde va a vivir. Así, nuestro querido artrópodo será la mejor oruga para sobrevivir en su entorno. Es importante tener claro que esta oruga será "perfecta" en su contexto, si es llevada a otro lugar, otro ecosistema, otro nicho ecológico... puede que haya otras orugas más "perfectas" para ellos.

La Oruga Azul de "Alicia en el país de las maravillas" a mi me parece un buen modelo a seguir.


Vamos a entrar poco a poco en materia. Otra cuestión que hay que tener en cuenta es que la evolución no es direccional por tanto pueden pasar siglos, eones... sin que obtengamos individuos como nuestro prototipo idealizado. Por tanto, tiempo ilimitado y una paciencia infinita nos harán falta. En principio como las mariposas tienen un ciclo de vida corto (respecto del nuestro) es una ventaja. Si este experimento lo realizaramos con cachalotes, sería imposible detectar ningún cambio a lo largo de las generaciones porque moriríamos antes de que las variaciones fueran apreciables respecto de nuestros intereses. Las orugas nos permíten hacer un seguimiento a lo largo de muchas más generaciones por lo que esas variaciones entre individuos se pueden observar y seleccionar. Y aún así debemos tener presente que no logremos nuestro objetivo, porque como hemos apuntado ese motor de variación no es direccional si no que es azarístico.
A estas alturas de la película ya os habréis dado cuenta que la teoría de la selección natural de Darwin juega un papel primordial en esta cuestión. Darwin para explicar su teoría echó mano con frecuencia a un tipo de selección más dirigida, la selección artificial. Mediante ella, a lo largo de miles de años, se han ido "moldeando" diferentes razas de perros, ovejas que den más leche, canarios que cantan mejor, plantas que sean más productivas o con mejor sabor... ¿En qué consiste esta selección artificial? Básicamente en seleccionar a los individuos que presentan en su fenotipo las características que el hombre quiere tener en siguientes generaciones de esa población y cruzar a los individuos que las presentan para que la probabilidad de que la descendencia presente esas características sea mayor. ¿Nos hemos hecho un lío? Voy a explicarlo con otras palabras, tenemos un rebaño de ovejas que dan cierta cantidad de lana cada una y a nosotros nos interesa que den más. En cierto momento aparecen (fruto del azar que comentábamos) unos individuos que dan más cantidad de lana, el pastor lo que hará en ese momento será seleccionar a esos individuos y los cruzará entre ellos, porque sus hijos (su descendencia) tendrán más probabilidades de heredar esa variación que hace que den más lana. Podríamos entrar en farragosas explicaciones de alelos recesivos y dominantes pero creo que para nuestro objetivo de explicar el mecanismo de la selección artificial nos basta así. De igual manera el pastor podría seleccionar los individuos que fueran cada vez más grandes, o cada vez más claros, etc.

A través de la selección artificial se pueden conseguir individuos cada vez más grandes. Me refiero al conejo, no al señor.


Una vez llegados a este punto, ¿qué ocurre con nuestra oruga? Pues al igual que seleccionábamos las variaciones (mutaciones) en las ovejas, perros, plantas... lo vamos a hacer con la oruga. Si nos interesa que cada vez sea mayor de tamaño, seleccionaremos los individuos de mayor porte entre los de nuestra población y los cruzaremos entre ellos. Si nos interesa que tenga menos pelos urticantes, seleccionaremos los individuos que presenten menor pilosidad... Y así hasta obtener una generación de individuos lo más parecida a la oruga perfecta que habíamos imaginado. Pero ¡cuidado! que dos individuos muestren en su fenotipo una característica que queremos preservar no es garantía de que vaya a verse reflejada en su descendencia, es decir, dos personas con los ojos azules no necesariamente van a tener un hijo con los ojos azules, aunque la probabilidad es mayor que si no los tuvieran.
Por ello, para crear a nuestra oruga perfecta deberemos ir seleccionando los individuos que muestren los rasgos fenotípicos que nos interesan y armarse de paciencia. Jugar a ser Dios (o cualquier otro ser superior e imaginario) es lo que tiene, te quita mucho tiempo.

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