Resulta que me preguntaron "¿cómo dirías "te quiero" sin decir "te quiero"? Y que la persona a quien se lo dices, se entere, claro". Y como yo soy escritora como otros boxeadores, que no puedo rechazar un reto así me maten, me puse a pensar. Sé que soy algo sociópata, que el amor y yo no nos llevamos muy bien y que todo lo que huela a pasteleo me da náuseas, pero, como les decía, si hay un reto tengo que cogerlo y darlo todo. De modo que pensé en un personaje que fuera tan perfeccionista, tan sociópata y poco tratable como yo. Alguien que fuera tan amante de la soledad y tan mejor amigo de sí mismo como lo es ésta que leen. Si alguien así notase que hay otro alguien que desea su amor, se quedaría muy sorprendido. Y desde luego, no le sería fácil admitir que han llegado a su corazón, y eso de decir abiertamente "te quiero", le sería casi imposible, tendría a la fuerza que decirlo de otro modo y, como dio la casualidad de que tenía una humeante taza de té frente a mi nariz, éste fue el modo que se me ocurrió:
"Solo yo preparo el té a mi gusto. Ni en las teterías, ni mi madre, ni nadie prepara el té como yo lo hago, porque sólo yo sé exactamente cómo me gusta, la cantidad justa de hierbas, la temperatura del agua, el toque preciso de canela y miel... por eso no consiento que nadie me lo prepare, porque solo me harían malgastarlo y me estropearían mi "momento té". Pero a ti te dejaría que lo intentaras. Aunque nunca me lo hicieras bien. Dejaría que me lo ofrecieras todas las tardes de tu vida, y me lo bebería con agrado, aunque supiera que no estaría tan bueno como haciéndomelo yo. Porque, aunque no sea bueno, siempre será mejor el té mediocre que tú me des, antes que el té perfecto que tenga que hacerme sola. Porque no puedo vivir sin té."
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