No dejé España un día para que alejada de las mantillas y de las víboras que me tapizaron con su moral de tres al cuarto y sus cotilleos...
No dejé sus Rosarios, y sus reproches, y sus recriminaciones, sus cotilleos, su manera de venir a hurgar, a preguntarme, su retahíla de miedos y de hipocresías, su falta de seguridad.... su manera bondadosa y sutil, absurda, de controlarme la vida...
para dejarles un día que llegaran hasta aquí.
A esas beatorras del Ohhh!!!
A esas lenguas que tras mi espalda, sólo escupieron veneno.
Y así estoy bien sola.
Cada vez, mejor, sola.
Me duele el pronunciar la palabra "Patria".
Me duele el ombliguismo bonachón, con el que se esfuerzan los mediocres para ganar adeptos tanto políticamente hablando como para no dormir solos (si hablamos de Amor...).
Me duele quien para ganarse un escaño en la vida sigue pisoteando a otros/as... intentando demostrar que su gesto es más valioso.
Cuando todo es basura para alimentar su ego.
Me duele la hipocresía.
Me duele el tal... ente... y los talentos... sin mente.
Lean, y abránse horizontes...
No es obligatorio que se sientan como borregos inspirados por el mar...
hay miles de sendas...
Tantas, que me volví inmune al dolor y a las absurdas justificaciones de muchos.
Discúlpenme si prefiero un buen flamenco, y sentío, y sin caspa, y unos versos anárquicos, a los que aunar mi voz, y mis palmas, antes que me den su bendición, o sus falsos perdones unos cuantos egos desnutridos esmerados en enaltecer sus excusas vanas para seguir pretendiendo engañarse a sí mismos y ya de paso a todo aquel que necesite de pomada.
Les dejo esta imagen, que seguro dice por mí, lo que siento... y a todos los niveles.