Cualquiera que lea mi blog desde sus inicios alucinará con lo que voy a contar. Tranqui, yo también alucino, pero hasta nuestros ancestros demuestran eso de que con cada edad van llegando cosas nuevas, y que está en nosotros adaptarnos y disfrutarlas o revelarnos y no aceptar nuestro cuerpo y nuestras limitaciones. Como diría Goyo Jiménez, no lo digo, lo hago (y lo escribo):
No aceptar limitaciones: tienes una despedida de soltera y quieres salir a darlo todo los tres días pero no puedes porque tus resacas ahora son LEGENDARIAS. ¿Cómo sobreviviste a esa universidad de 24horas en Salamanca? Porque tenías 20 años. Y eso es asín.
Aceptar limitaciones: antes llegaba la operación pivón y con estar una semana sin cenar pizza ni comer entre horas tu cuerpo se ponía a tono. Ahora no lo entiendes, pero te requiere el doble de esfuerzo bajar esos kilillos de más, es como si te hubieran cogido cariño con los años y no quisieran soltarse...
La historia es que ahora que soy la flamante dueña de una bici y me estoy iniciando en el mundo runner veo la vida de otro color. Pues si, porque lo primero ha sido por obligación y lo segundo por devoción. La obligación moral, claro, por que a Víctor le encanta practicar todo tipo de deporte y en este entretiempo, tras los esquies y las raquetas, llegan los patines, el padel y la bici para, en unos meses, dar pie a las palas de playa y las tablas de body board (¡por favor que llegue ya!).
Pero eso no es lo mejor, en abril voy a correr mi primera carrera (al menos intentarlo), ya basta eso de ir de público y pensar: joer esa señorina con esas lorzas flotantes y se termina la de 10 kilómetros, o lo de mira ese señorin con sus sesentaimuchos dándolo todo. Pues bien, este año participaré con mi amiga Anita y miles de personas más en la XIII Media Maratón de Madrid (en su versión de 5 km) y parafraseando a los de Splash: "¡esto es un reto gordísimo para mi!" y voy a tirarme a la piscina.
No, no me mires así, vamos cumpliendo años y hay que cuidarse más. Ahora los cumpleaños empiezan a las dos de la tarde y no a las dos de la mañana. Hay amigas que van teniendo NIÑOS, y hay que adaptar horarios y locales para quedar. Y hay que ponerse crema chicas. Y hay que cenar ligerito y dormir 8 horas.
A cambio, segun Jennifer Aniston, alrededor de los 30 la mujer alcanza la plenitud y da con su peinado perfecto. Y, tal y como preveíamos en los propósitos genuinos para 2013, muchas de tus salidas entre semana se relacionan más con el networking que con los amigos de toda la vida.