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¿Cómo me ves?
Publicado el 15 junio 2013 por Javier Ribas
Qué miedo da esa pregunta. Si eres tú quien la hace te tendrás que empezar a preguntar a ti mismo qué está pasando. Porque no puede ser. Somos capaces de perder nuestro rumbo con tal de ser aceptados y queridos. Tras muchas de nuestras acciones erróneas se esconde el deseo de ser aprobados por los demás. Bueno, si sólo fuera el deseo, aún tendríamos salvación. Pero no, no sólo es el deseo. Es peor, es la necesidad. Llegamos a desesperarnos por obtener un reconocimiento del de enfrente. Esto nos lleva a tal grado de dependencia que al final, hacemos lo que haga falta por recibir una felicitación incluso de quien ni siquiera conocemos. La búsqueda de aprobación externa es uno de los mayores bloqueos mentales que existen. ¿Tan grave es esto? Pues sí – y me reconozco en estos supuestos en más de una ocasión – porque el estrés que nos genera la búsqueda constante de aprobación más la dejación de nuestros valores, sentimientos y necesidades, y la desesperación a que nos lleva puede dejarnos noqueados y despersonalizados. Así que, para no ser dramáticos veamos si se puede hacer algo para mejorar esto. Lo primero será averiguar si mi nivel de autoexigencia me lleva a la desaprobación continua. Y claro, sí me machaco permanentemente, entonces buscaré la compensación en otro sitio. ¿Dónde? Pues en los demás. Necesitaré desesperadamente la aprobación de los demás para sentirme bien. ¿Cómo romperé este círculo vicioso? Pues racionalizando cada recriminación que me hago.. Al ser capaz de hacerla consciente y analizarla con cierta objetividad, disminuye el grado de autocastigo. Y al bajar este, aumenta la generosidad hacia uno mismo y por tanto, eludimos la necesidad de que nos digan lo bien o mal que actuamos. El resultado es que se deja de pensar en la aprobación de los demás. Hay que tener en cuenta también que esta necesidad comienza con un simple plegarse a las normas. Es más cómodo que hacer valer nuestra opinión. Poco a poco nos vamos acomodando hasta que nos abandonamos. Por tanto otra forma de salir de esto es aprender a decir que no y a justificarlo. Esto deberemos ponérnoslo como un ejercicio. Empecemos a rebelarnos contra alguna norma. A ver qué ocurre. Finalmente, deberemos ser un poco generosos con nosotros mismos. Claro que se admiten consejos, claro que se admiten ayudas, pero al final, nuestra vida depende de las decisiones que tomemos. No podemos dejar esto en manos de otros. Seguro que esta entrada va a dar para más pero de momento vale la pena preguntarnos cuales son las cualidades de esa persona que conocemos y que caen bien a todo el mundo… Ah, ¿que no conoces a nadie así?
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