Cómo NO conciliar y NO sentirse culpable de ello - por Dr. Estivill

Publicado el 14 octubre 2011 por Bebebibobu
Por si fuera poco presentarnos sus métodos poco éticos para enseñar a dormir a los bebés (ahora incluso con aplicación para Iphone y ya disponible en inglés!), el Dr. Eduard Estivill, junto con el Dr. Gonzalo Pin, se aventuran a asesorar a padres sobre alimentación, ocio y crianza en general en su nuevo libro "Pediatría con sentido común. Para padres y madres con sentido común". (Ha quedado claro lo del sentido común o hace falta repetirlo?)
Como diría mi antigua profesora de lengua, se podrían derramar ríos de tinta repasando la obra pero he pensado que ya que estamos en plena lucha por una Conciliación Real ¡Ya!, qué mejor que saltarse algunas páginas y ver qué dicen los doctores al respeto?
Os dejo con sus palabras y mis pensamientos mientras intentaba desesperadamente llegar al final del capítulo sin que me diera un patatús en medio de la librería.
TODOS TRABAJAMOS: COMPAGINAR TRABAJO Y HOGAR 
(Es ilusión mia o parece que ya por el título, no se considera la opción de quedar en casa y cuidar de los hijos? No, no, aquí todos a trabajar, a ver qué va a ser esto...) 
Los padres de hoy echamos de menos poder sentarnos a la mesa a mediodía con los niños y nuestra pareja, o llegar a casa a media tarde para jugar con ellos, ayudarles a hacer los deberes o practicar algún deporte. (Tan mal está España que por norma general ambos padres trabajen a jornada completa?) Las horas pasan volando (o no, depende de dónde estemos), nos sentimos realizados con nuestra profesión (habría que hacer una encuesta y comprobarlo antes de sacar conclusiones tan contundentes) y buscamos el equilibrio entre un trabajo que nos gusta y que mantiene la economía familiar y el otro trabajo: la emoción e ilusión de formar una familia y educar a los hijos. (Hombre, yo no calificaría a una familia como "trabajo" sino en todo caso como "ocio" pera allá cada uno…) Muchas veces, con la lengua fuera, nos preguntamos si la conciliación entre profesión y hogar será algún día una realidad (si, con la lengua fuera y el facebook abierto) e, incluso, si no es una utopía (o una moto que nos han intentado vender). Podemos angustiarnos porque abrimos la puerta de casa muy cansados y malhumorados, y nos preocupa transmitir esa sensación a los niños. (Dejemos el trabajo en la oficina) Nos inquieta pensar que nos perdemos momentos importantes de la vida de nuestros hijos. 
Lo que está claro es que debemos empezar a buscar tiempo de calidad para estar con ellos. (Oh no, not again! Va a empezar con el discurso de calidad frente a cantidad...) o lo que es lo mismo: no se trata de pasar horas y horas, sino que, ya que no disponemos de tiempo, hacer que esa hora, media hora (tan poco?) o lo que surja en cada ocasión, sea intensa. (Lo que surja, media horita intensa... lo siento, es que se me va la cabeza a otra cosa...) Nuestros hijos prefieren media hora de atención exclusiva y creativa que cinco horas en las que apenas les contamos cuentos, charlamos con ellos, cantamos o les hacemos cosquillas. (Que alguien me pase la encuesta que no me lo creo) Es la calidad a la que debemos aspirar como familia. (Como si fuéramos un producto) Nuestro objetivo es que los niños sepan que son especiales para nosotros. (Y qué mejor que dedicarles poco tiempo no?) Papás y niños en total complicidad. (Más bien, en total disonancia...) 
Otra cuestión que suele aparecer en un momento dado en los padres trabajadores es la de la renuncia y el sacrificio. (Uf, qué palabras más feas...) Tenemos la impresión de que ser profesionales está reñido con ser buenos padres. Eso no es verdad. Nuestro hijos quieren que sus papis estén contentos, y las renuncias nunca son buenas compañeras de la satisfacción. (No debo renunciar nunca a mi trabajo!) No os queda otra (no me gusta que me hablen así, que me infantilicen, tanto a mí como a mi pareja): tenéis que organizaros y acostumbraros (o sea, resignaros) a una rutina que cubra todos los aspectos familiares y personales de la mejor manera posible. Tener un niño no supone olvidaros de vosotros como individuos. (Claro que no, pero sí supone anteponer sus necesidades a las nuestras, o al menos es lo que siempre me ha dicho mi madre...) Al revés, cuantas más situaciones experimentéis, más vivencias podréis enseñarle a vuestra familia. (Y si esas situaciones las vivimos juntos en familia? Mucho mejor no?) La familia no es una carga, (y quien ha dicho que lo sea?) sino un soplo de aire fresco, un complemento perfecto de vuestra personalidad. 
Pero, aunque el día sólo tenga 24 horas, es necesario que encontréis algún momento de respiro para vosotros como personas y para la pareja. (Qué está insinuando doctor?)  
Sin embargo, cuando la culpa asoma, porque creéis que no atendéis bien a los niños, aparece también la tentación de mimarlos, de concederles todo lo que piden. (No es lo mismo mimar que permitirlo todo). A la larga, esto es un suicidio como figuras de referencia. (Un suicidio! Y en cursiva! No vaya ser que mime demasiado a mi hijo, desapareceré de la faz de la Tierra!) Nuestros hijos cada vez demandan más (claro, con media hora al día, como para no demandar...) y nunca se sentirán satisfechos. Sin límites, ellos se convertirán en niños mimados y nosotros en el objetivo de un chantaje emocional. (Algo así como un pequeño dictador?). Si estamos agotados y no podemos jugar alguna vez, si una noche no les hemos leído un cuento... no acallemos nuestra culpa con regalos o permisividad. Estos remiendos tienen efecto boomerang, pues, al fin y al cabo, nunca podrán sustituirnos. Por supuesto que no podrán sustituirnos. Por eso personalmente, creo que sería mejor hablar con ellos, contarles cómo nos sentimos, mimarlos mucho, hacerles saber lo mucho que les queremos pero explicarles que desgraciadamente, vivimos en una sociedad basada en el consumo y que la conciliación laboral y familiar es un cuento chino.
Y hasta aquí puedo leer. A l@s que os queden ánimos, podéis hojear las 40 primeras hojas del libro o seguir leyendo críticas de la blogosfera a esta obra como:
Reeducando A Mamá critica las recomendaciones que hacen los doctores en cuanto a alimentación infantil y lactancia materna.
El psicólogo Ramón Soler en Mente Libre analiza el carácter de Estivill basándose en sus declaraciones en una entrevista reciente.
Ser Mamás lamenta que Estivill vuelva a la carga.
Tenemos Tetas dice que Estivill delira en cuanto a sus métodos para hacer dormir a los bebés.Para el Bebé rebate el nuevo libro con numerosas referencias a otras obras y estudios con muchísimo más sentido común.
En Bebés y Más, Armando explica por qué no lo quiere ni leer, conociendo libros anteriores del mismo autor.
Hasta pronto y a por una Conciliación Real ¡Ya! y no estas historias para no dormir...