Este es un ejemplo de un mal riego que debemos evitar a toda costa cuando reguemos nuestras orquídeas:
Regar las hojas permitiendo que se acumule agua en las yemas producirá que éstas se pudran y por tanto no crezcan.
Si queremos añadir humedad adicional a las hojas debemos:
- Hacerlo a primera hora de la mañana y nunca a última de la tarde
- Pulverizar, no regar