El valor de las cosas.
De la cámara desechable a una digital de todo bombo, tomamos fotografías a diestro y siniestro, pasamos del clásico papel impregnado en líquidos a esa cosa llamada imagen que se refleja en nuestro monitor. Todo lo que se nos pone a la mano lo afotamos, todo vale y todo se guarda, la calidad que nosotros le damos a nuestra imagen es la correcta, no cabe ninguna duda y nadie nos lo va a cuestionar,….. Faltaría más.
¿Cómo valorar a los demás?
Nosotros continuamente estamos valorando a los demás y respectivamente somos valorados, calificamos los trabajos de los demás, las decisiones, valoramos a los integrantes de las familias de nuestros propios compañeros de trabajo y todo lo que concierne a nuestra vida, … claro y la vida de los demás, nosotros a su vez somos valorados por el resto. Todas las personas no somos iguales y no tenemos los mismos gustos, como tampoco nos gustan los mismos lugares ni los mismos deportes, pero tenemos la imprudente costumbre de valorar siempre a los demás no importando sea mejor o peor que lo nuestro. El resultado de nuestras valoraciones no siempre es el acertado, la proporción que le damos a las cosas no se ajusta a cada perfil, como lo encajamos en nuestra valoración, la forma y el modo tienen sentidos diferentes y cada cual lo ha descrito desde distintas perspectivas. El valor se entiende como el sentido personal y humano que cada uno le da a cada cosa y en cada momento lo que consigue que sean diferentes unas personas de otras, de lo contrario se perdería ese valor de las cosas.
El valor se entiende como una excelencia una determinada fórmula para hacer las cosas dentro de un orden, perfeccionándolas y unificándolas. Si nosotros consideramos que el valor de un trabajo, pongamos por ejemplo una fotografía tiene ese valor que en un principio le otorgamos y considerando que sea el valor que deba tener, porque a la hora de solicitar los servicios de un profesional de la imagen, le exigimos mayor calidad en su trabajo? Queremos convencernos y convencer a los demás que lo nuestro es lo que vale, pero sin embargo reclamamos mayor grado de implicación cuado son otros los que tienen que hacer el trabajo y por supuesto si ese trabajo nos lo cobran directamente a nosotros. Consideramos que las cosas tienen un valor cuando las desarrollamos nosotros y otro distinto cuando son valoradas por otros.
¿Qué valor es que se deba aplicar entonces? ¿Quién tiene esa capacidad de valorar todo por encima de todo? El valor de las cosas identifica a la persona como tal y el contravalor por sistema lo despoja de esa cualidad tan necesaria. La tolerancia y la reflexión nos ayudan a identificar el sentido de las cosas y el derecho a reclamar. El egocentrismo de esta nuestra sociedad actual nos lleva a perder los parámetros fijados para una correcta actuación dentro de unos valores fijados, que enriquece al que los representa haciéndoles defendibles.De esta forma se establece una línea de actuación que determina el verdadero valor, algo que no se ha inventado ahora, valor que siempre existió y que no debemos perder. El verdadero valor es que establece un comportamiento que beneficia a todas las partes,… al que ejercita ese derecho y al que lo recibe. Por lo tanto los valores económicos son valores útiles.La moral se construye con los demás. La libertad de elegir y decidir identifica a las personas El respeto y la tolerancia nos distinguen y nos protege.
joseortega / 2010